Aporia es una película de viajes en el tiempo inusual en el sentido de que en realidad nadie viaja en el tiempo. Aquí, el director y escritor Jared Moshé enfoca su narrativa en las consecuencias que un fenómeno de ese tipo podría causar, y lo hace utilizando ideas de duelo y familia, y con ayuda de una magnífica actuación de Judy Greer (Halloween).

Después de perder a su esposo Mal (Edi Gathegi) a manos de un conductor ebrio, Sophie (Greer) está hundida en el dolor y se ve rebasada por las acciones de una rebelde hija adolescente (Faithe Herman) también en duelo. Pero pronto una increíble solución se le presente a Sophie: Jabir (Payman Maadi), un físico y el mejor amigo de Mal, revela que tiene una máquina del tiempo con el poder de matar al asesino de su esposo antes del fatal accidente.

El primer obstáculo que probablemente tengas viendo Aporia es la inverosimilidad de que un hombre mágicamente tenga una máquina del tiempo en su casa para ayudar a Sophie, pero si superas ese detalle y tu cerebro abraza la idea, Moshé tiene una película muy interesante aguardándote. 

Esta no es una obra sci-fi con grandes aspavientos o efectos visuales, más bien es un relato meditativo, con un fuerte aspecto moral, sobre el “que pasaría”. Frente a ella, Sophie tiene la opción de matar a un hombre para salvar a su esposo y poder reanudar su vida, ¿debería hacerlo? Moshé comprende la complejidad de esta pregunta y por eso utiliza sus primeros minutos para dejar perfectamente en claro el dolor por el que está atravesando Sophie; Judy Greer vende la idea con un trabajo impecable que rápidamente te hace empatizar con su personaje.

Pronto la película se transforma en algo más complejo en donde el poder de la memoria cobra enorme importancia y en donde cada decisión puede tener laberínticas consecuencias. Piensa en la historia de la tostadora eléctrica de “La casita del horror V” de “Los Simpsons” pero en un nivel dramático y sutil, sin tanta locura. Aunque las reglas temporales de Aporia son un tanto ambiguas, la ejecución de su ciencia ficción resulta efectiva gracias a la incertidumbre que cada giro genera.

El gran problema de Aporia es que, entre su primer acontecimiento importante y el siguiente giro, pasa demasiado tiempo y hay un desbalance narrativo. Los personajes se enfrentan a las consecuencias de sus actos y el aspecto moral amenaza con ser demasiado para uno de ellos, sin embargo Moshé se tarda en mover todas sus piezas y pierde el enfoque en lo que mejor hace funcionar a su historia: Sophie y su amor por Mal. Los nuevos personajes no son interesantes y a causa de su manejo queda la sensación de que la edición no es lo suficientemente compacta para convencernos de la siguiente excusa para usar la máquina del tiempo.

Un causante accidental de lo anterior es Judy Greer, quien siempre es maravillosa en el papel y con total soltura logra transmitir los conflictos internos de su personaje. También tiene enorme química con Edi Gathegi (X-Men: First Class): la relación de amor entre sus personajes es 100% convincente, y por ello, cuando Aporia intenta convencernos de ponerle atención a otros personajes, no logra mantener el ritmo. Este filme funciona gracias a Judy Greer.

La buena noticia es que Moshé logra llevar Aporia a buen puerto con un tremendo giro que recupera el enfoque narrativo, propone otro acertijo moral y enaltece el mensaje central de la película: no te enfrasques en los “hubiera” y disfruta a tus seres queridos. A diferencia de Sophie, no tenemos una máquina de tiempo para revivir memorias, así que es mejor aprovechar al máximo cada beso, cada abrazo y cada momento de felicidad.

“Aporia” tuvo su estreno mundial en Fantasia Fest 2023 y se esternará en cines estadounidenses el 11 de agosto bajo la distribución de Well GO USA Entertainment