“El sadismo no es una ideología política, ni una estrategia bélica, sino una perversión moral”, dice Julio César Strassera, en cuerpo y voz del insuperable Ricardo Darín, hacia el final de su potente monólogo con el que termina por convencer a los jueces sobre la atrocidad de la dictadura militar en Argentina desde 1976 hasta 1983. “Argentina, 1985”, no solo es un emotivo y afectivo drama histórico al puro estilo hollywoodense, sino también es un contundente y vivaz rechazo hacia la violencia perpetrada por los gobiernos.
Luego de que Raúl Alfonsín asumió la presidencia de Argentina en diciembre de 1983, firmó el decreto 158 que dictaminó el comienzo del proceso judicial contra mandos militares quienes abusaron de su poder mientras gobernaban el país. El fiscal elegido fue Julio César Strassera (Ricardo Darín), quien junto a su novato adjunto Luis Moreno Ocampo (Peter Lanzani) y un joven y distraído equipo jurídico, se encargaron, contra viento y marea, de lograr la sentencia de criminales como Jorge Rafael Videla y Emilio Massera.
El director argentino Santiago Mitre (“La cordillera”), quien también se encargó del guion junto a Mariano Llinás, entrega un drama político de alta calidad, pues sale avante de la combinación de dos estilos muy marcados: el melodrama hollywoodense impregnado en historias basadas en hechos reales y en la chispa y el humor de los productos argentinos de los últimos veinte años. En términos generales, es una mezcla que por momentos desestabiliza pero nunca deja de ser efectiva para el espectador que busca adentrarse en temas históricos, pero sin el tedio y la complejidad de datos e información que muchas propuestas no saben manejar.
La película no está libres de clichés, humor y música que rompen el ritmo del drama e incluso de convencionalidades melodramáticas en el guion, sin embargo, estos detalles son opacados y minimizados por tres puntos: la soberbia actuación de un viejo lobo de mar como Ricardo Darín (“El hijo de la novia”), a quien se disfruta en cada escena y diálogo por darle a su personaje una inigualable presencial corpórea y vocal, para muestra, el monólogo durante el juicio, dotado de emotividad, coraje y suplicio. Los otros dos puntos sobresalientes son la cinematografía de Javier Juliá (“Relatos Salvajes”) y el diseño de producción comandado por Micaela Saiegh, pues ambos son brillantemente coordinados para entregar una experiencia de época inmersiva.
El tema que el filme recalca una y otra vez sobre la sentencia a los atroces actos de criminalidad militar sin duda no tiene fecha de caducidad, pues lo podemos referenciar con lo sucedido actualmente en países como Ucrania, Rusia, Irán e inclusive México y su idea de militarización propuesta en el segundo semestre de este año. La cinta cumple como recordatorio de los riesgos y las consecuencias fatalistas de promover países armados.
“Argentina, 1985”, para sorpresa de pocos y expectativa de muchos, es una propuesta que hace funcionar su convencionalidad; que no es original ni subversiva, pero emociona y gusta por sus actuaciones, su fotografía y su ritmo dinámico e inestable. Una propuesta vistosa, con mensajes contundentes y accesible hasta para el más desconocedor del contexto sociopolítico del país.
“Argentina, 1985” ya está disponible en Amazon Prime Video.