Decir que la novela My Happy Marriage ha sido un éxito en Japón se queda corto en relación a cuál ha sido su alcance. Este libro fue originalmente escrito en la plataforma Shōsetsuka ni Narō, un sitio de publicación gratuita similar a Wattpad. Luego pasó a ser publicado en forma de novela y cuenta hasta ahora con 7 volúmenes, un manga, una obra de teatro y un anime muy popular en Netflix. Ahora Fantasia Fest trae la adaptación live action de esta historia: As Long As We Both Shall Live, de la directora Ayuko Tsukahara, la cual ya en su fin de semana de estreno ocupó el puesto número 1 en la taquilla japonesa. Ahora la pregunta es, ¿está la película al nivel de su muy amado material de origen?

La película sigue la misma premisa que el libro: en un Japón ficticio que es amenazado por aberraciones sobrenaturales, Miyo (Mio Imada) es una joven que pertenece a una importante familia con habilidades sobrenaturales para combatir estos peligros. Sin embargo, ella vive tanto abuso doméstico que es prácticamente esclava de su madrastra (Sayaka Yamaguchi) y hermanastra (Akari Takaishi) debido a que no tiene ningún poder. Un día ellas la comprometen con el poderoso Kiyoka (Ren Meguro), quien tiene fama de ser cruel y despiadado, pues ninguna de sus prometidas ha aguantado estar con él más de tres días. Ellas tienen la esperanza de que mate a Miyo, pero ella poco a poco descubre que Kiyoka no es tan malo como lo dicen los chismes.

La película abarca varios volúmenes de los libros para enfocarse no solo en el romance, sino en el funcionamiento del mundo y las intrigas políticas entre las familias que lo conforman. Esto tiene sus ventajas y desventajas: por un lado, le permite a la directora y su impecable equipo de diseño de producción, vestuario y efectos visuales jugar con los aspectos más fantásticos de la historia y explorar más a detalle la acción; sin embargo, varios de los personajes que tal vez sean entrañables para muchos en la novela, se quedan en lo superficial y el ritmo se siente algo acelerado.

La mayor virtud del guion de Tomoe Kanno es evitar las situaciones más problemáticas de la historia original en favor de una representación mucho más sana de la relación de Miyo y Kiyoka. En la novela gran parte del primer volumen es dedicado a cómo Kiyoka es terrible con Miyo debido a sus prejuicios sobre las mujeres, ella en cambio se repite en su mente que es muy poca cosa para él y el libro incluso sugiere que la razón por la que ella es tan perfecta para él es debido al abuso que sufrió y a que es sumisa (incluso espera su permiso para hablar con otras personas). Esto no ocurre en esta película: si bien a veces Miyo tiene un monólogo autodespreciativo, siempre es enmarcado como parte de su trauma y jamás se sugiere que él le esté haciendo ningún favor. 

Por otro lado, las interpretaciones de los protagonistas ayudan mucho, sobre todo Ren Meguro, quien desde el inicio interpreta a Kiyoka con mucha sensibilidad: uno jamás piensa que sea cruel o desalmado, y su incomodidad se interpreta como timidez. Es gracias a esto que el romance se siente genuino pese a lo apresurado de la historia. Es más, justo esta rapidez en el paso de los acontecimientos le permite a la guionista enfocarse únicamente en los aspectos importantes de la relación, dejando de lado varios clichés de este tipo de narrativas, como el triángulo amoroso innecesario, la idea de que las relaciones son terapia y la sobreprotección tóxica por parte del hombre dominante (elementos que sí existen en el material original). Esto se agradece bastante, sobre todo cuando este tipo de temáticas irresponsables abundan en las historias de romance, como recientemente hemos visto con las sagas de After o A través de mi ventana.

Por otro lado, la película se ve hermosa: todo el departamento técnico se enfoca en capturar la belleza de la época en los escenarios y vestuarios. Desde un imponente cementerio mágico hasta un majestuoso palacio imperial, hay muchos elementos visualmente atractivos que le dan vida y verosimilitud a la historia. En papel, este es un melodrama ligero y sencillo con toques de fantasía, pero la directora y todo el equipo se esfuerzan porque el espectador se sumerja en el mundo y se enamore de él.

As Long As We Both Shall Live es una adaptación exitosa de My Happy Marriage que mantiene la esencia que la hizo tan encantadora a la vez que deja de lado varios aspectos narrativamente innecesarios. Su trama seguro enamorará a los fanáticos de los romances, sobre todo aquellos ávidos lectores de novelas de jóvenes adultos. No es perfecta, pero es tierna, disfrutable y visualmente bonita, más que suficiente para verla en compañía de alguien especial.

“As Long As We Both Shall Live” tuvo su premiere quebequense en Fantasia Fest 2023.