Greta Gerwig ha tenido tantas profesiones como Barbie: actriz, guionista, productora y directora. En una entrevista de 2013, menciona esto sobre sus inicios en el cine: “Tenía 25 años y pensaba: se supone que este es el mejor momento y me siento miserable.” En ese entonces, aún no sabía que sería nominada al Globo de Oro a Mejor Actriz, y tampoco que sería la quinta mujer en ser nominada a Mejor Dirección en los Oscars. Si queremos hacer paralelismos con Barbie (Margot Robbie), también parece un poco miserable cuando descubre que su mundo no se siente adecuado para ella, pero está decidida a encontrar la forma de sentirse bien y, más importante, descubrir quién es.
Tras dudar sobre su mortalidad y realidad, Barbie comienza a ver su vida de manera diferente y, como vía de autodescubrimiento, inicia una odisea hacia el Mundo Real con ayuda de Ken (Ryan Gosling); al llegar, se da cuenta de grandes diferencias entre la utopía que es Barbieland con la cruda realidad de presenciar un mundo patriarcal, y es aquí cuando Barbie experimenta nuevos sentimientos, como llorar, enojarse y sentir vergüenza de sí misma. Margot Robbie (Babylon) encarna a una Barbie que no se conforma con las injusticias del mundo exterior, pero que teme no encontrar paz en su mundo interior: debe aprender que no es perfecta y que la vida tampoco lo es.
La cinta hace una propuesta muy interesante al querer definir el objetivo y el problema de lo que es ser una Barbie, pues reconoce que la muñeca ha sido favorecedora al igual que tóxica, es decir, un juguete que motivaba a las niñas a “ser lo que quisieran ser” se convirtió en un estereotipo de la mujer ideal: blanca, rubia, delgada. La pareja de guionistas de Gerwig y Noah Baumbach (Marriage Story, White Noise) entienden esta problemática y la hacen notoria en su película: llaman Barbie Estereotípica al personaje de Margot Robbie, ya que es completamente diferente a las demás Barbies con profesiones específicas, y además se alejan de la hegemonía blanca al castear, por ejemplo, a Issa Rae (Insecure) como Barbie Presidenta y a Alexandra Shipp (tick, tick… Boom!) como Escritora Barbie.
Otro gran acierto en el casting es Ryan Gosling, quien explota su lado cómico para convertirse en un robaescenas como Ken, un personaje en un viaje de autodescubrimiento, pues al igual que Barbie, es impactado por el descubrimiento del sistema patriarcal del Mundo Real; aquí encuentra el valor que tanto deseaba tener en Barbieland, lugar en donde solo era un complemento para Barbie y nunca un igual. La exploración de Ken es cómica en su superficie, pero por debajo es solo una representación de las expectativas que el sistema ha creado en las mismas personas que supuestamente se benefician de este. Gosling se adueña de Ken y utiliza este recipiente para dar una de las mejores actuaciones cómicas en tiempos recientes.
El sentido de la moda de Barbie es icónico, tanto en su ropa como en sus accesorios, transportes y casas de ensueño: la diseñadora de producción Sarah Greenwood (Cyrano) saca provecho de los soundstages, los utiliza para crear fondos coloridos y escenografías que representan lugares por medio de la fantasía, algo que vemos, por ejemplo, en clásicos como The Wizard of Oz y Singin’ in the Rain. Además recrea el mundo plástico y la experiencia de tener juguetes de Barbie en tus manos, como las casas de ensueño que no tienen paredes ni ventanas, ropa y accesorios guardados en cajas de plástico (como cuando compras una Barbie y puedes ver sus contenidos) y transportes que se convierten en zonas de trabajo (la ambulancia rosada que se divide para funcionar como una clínica).
El cinematógrafo Rodrigo Prieto (The Irishman) complementa esta creatividad jugando con iluminación limpia para otorgarle más vivacidad a los colores, y deslumbran través de los dinámicos movimientos de cámara que utiliza durante las escenas coreografiadas de baile y acción. Por otro lado, la diseñadora de vestuario Jacqueline Durran (Spencer) se influencia por el cine de Jacques Demy y le otorga cualidades diferentes a cada personaje, además de resaltar la esencia del mismo, sea para personas ordinarias o muñecas que fueron víctimas de la creatividad de sus dueñas, por ejemplo Gloria (America Ferrera) y Barbie Rarita (Kate McKinnon), personajes opuestos pero que cumplen un papel esencial dentro de la búsqueda de identidad de Barbie.

El cine de Greta Gerwig ha tenido elogios pero también un par de críticas desfavorables, que etiquetan a las historias de Lady Bird y Little Women como “problemas de mujeres blancas promedio”. Puede que Gerwig haya o no contestado esos comentarios con Barbie, una película sobre la muñeca que marcó pauta en la sociedad, pero que fue evolucionando al darle enfoque a cualquier persona fuera del canon de belleza hegemónica. Asimismo, otro pilar de Barbie es la celebración que le hace a las mujeres, lo complicado y lo maravilloso que es ser una, además de que presenta diferentes ideas sobre la feminidad. El personaje de Ferrera da un gran monólogo sobre esto, en el cual habla desde la frustración por las incoherencias y contradicciones que la sociedad ha creado para las mujeres, pero también menciona lo increíble, importante y valiosas que son.
El objetivo del feminismo es alzar la importancia de toda mujer, pero no para ser superior a los hombres, sino para encontrar un punto medio en donde ambas partes puedan disfrutar de los mismos derechos. Barbie no es “una película para niñas”, por el contrario, cualquier persona puede ver y aprender de ella para ser humanos decentes, un contraste con los detractores que dicen que la cinta es “antihombres”: es claro que no pusieron atención a todo el arco narrativo de Ken.
La cinta no se anda con rodeos, pues desde los primeros segundos de la narración de Helen Mirren es ácida, directa, sarcástica y graciosa. Dicho tono irreverente es constante a la hora de presentar las problemáticas de los personajes, como Barbie y la pérdida de su esencia al notar cambios físicos, por ejemplo tener pies planos o celulitis. Gerwig nos entrega una comedia, pero también una historia empática con diálogos que buscan alzar el valor interno entre los personajes.
Después de Lady Bird y Little Women, Barbie consolida a Gerwig como una figura importante en la industria del cine hollywoodense, con madera y potencial para producir clásicos cinematográficos y una persona ideal para contar historias sobre enfrentarse al mundo y encontrar quiénes somos.
“Barbie” ya está disponible en cines.
Imagen de portada cortesía de Warner Bros. Pictures.
También te invitamos a escuchar nuestro análisis de “Barbie” y sus posibilidades rumbo al Oscar 2024 en el siguiente episodio de nuestro podcast: