Clint Eastwood, de 91 años, dirige y protagoniza “Cry Macho”, película que  continúa con sus más perseguidas aficiones: lo western, personajes maltratados y situaciones cursis; pero revaloriza incluso su mismo cine al romper con discursos machistas, hegemónicos y conservadores que él mismo divulgó como actor y ha tratado de cuestionar como director.

La historia está basada en la novela homónima de Richard Nash, donde el protagonista es Mike Milo (Eastwood), una solitaria ex estrella de rodeo sumida en los estragos del alcoholismo. Sin sentido en su vida, un exjefe le pide el favor de traer a su hijo Rafo (Eduardo Minett) hasta Texas desde México, y aunque al principio reniega, Milo acepta y se embarca en una travesía junto al menor, la cual genera cuestionamientos sobre sus acciones y pensamientos. 

Uno de los aspectos más lamentables con respecto a este producto es la falta de grandilocuencia y efectismo dramático que bien sabe manejar Eastwood, sin embargo, su objetivo no es hacerle culto a la vendimia desenfrenada de la industria (a la cual ha pertenecido prácticamente toda su carrera), sino hacerse un auto tributo, sin antes cuestionarse cómo han cambiado los discursos del género y de los personajes con los que siempre tuvo una inaudita afición. Al final y pese a todos los adjetivos que lo caracterizaron, el viejo Clint señala que ser macho es un comportamiento más, no una cualidad. 

La narrativa principal no interesa demasiado — y la realidad es que no sucede gran cosa —, porque el verdadero atractivo está en los discursos de los personajes y sus arcos de transformación: por un lado hay un conservador anciano buscando pasar sus días en una prisión mental y física; y del otro lado, un joven confundido y ególatra con ganas de vivir. Juntos, y tomando en cuenta el contexto mexicano, se dan cuenta de toda la ignorancia que poseen con respecto al mundo. Sus realidades, aunque no tan distintas, chocan con el mundo real, exigente de una evolución inminente. 

Como director, Eastwood ha cuestionado y desmitificado al héroe arquetípico del western, llegando a la cumbre en “Los Imperdonables” (1992). Sin embargo, en “Cry Macho” abona a la ardua intención al enfrentar a su personaje principal con las deconstrucciones discursivas de la nueva sociedad. El mismo título representa una de esas coyunturas de significación que se le ha dado al lenguaje, donde los machos u hombres no lloran, no se despiden, no se vulneran, no se rinden, pero que todo termina por ser una ignorante falacia potenciada por los medios y las propias películas de Clint como actor.

“Cry Macho” es una obra menor en la filmografía de Clint Eastwood, sobre todo a nivel narrativo y estético, sin embargo, funciona nuevamente como crítica hacia los clichés y mitos del género. 

“Cry Macho” ya está disponible en cines y próximamente en HBO Max.