El nuevo intento de Hollywood por impulsar productos nacionalizados en vez de visibilizar cine internacional es “Culpable” (“The Guilty” en inglés), remake del éxito danés “Den skyldige” de 2018 que llega de la mano de Netflix y la dirección de Antoine Fuqua (“Training Day”). ¿Ofrece algo nuevo o es otro remake desechable? 

Joe Baylor (Jake Gyllenhaal) es un oficial de policía de Los Angeles degradado a trabajar en la oficina de emergencias del 911 tras un incidente no especificado. Es impulsivo, grosero, gritón, está separado de su esposa y tiene una hija en casa. Tras atender a drogadictos y víctimas de robo, la llamada de una mujer obtiene su total atención. Se llama Emily (Riley Keough) y entre lloriqueos, intenta decirle algo a Joe de manera indirecta. No puede hablar libremente porque ha sido secuestrada y se encuentra en un vehículo en movimiento. Joe alerta a más autoridades, pero ante la lenta respuesta, comienza a investigar por cuenta propia.

Joe rápidamente se obsesiona con ayudar a Emily y pierde el control. Entre llamadas impulsivas aprendemos que se presentará en corte al día siguiente. Una reportera quiere saber su lado de la historia, un colega va a testificar en su nombre y un amigo intenta calmarlo. Joe hizo algo grave y está intentando salvar la vida de Emily como desahogo.

Con una locación limitada y restringidos a conocer la historia entera desde el seguimiento de un solo personaje, “Culpable” ofrece tensión, claustrofobia y sorpresas narrativas para mantener la atención del espectador. El problema es que si viste el remake, probablemente esos giros no tengan impacto alguno porque Fuqua no ofrece originalidad. 

Este remake intenta darle un toque estadounidense a la trama con la inclusión de una desconfianza general hacia la fuerza policiaca y el uso de incendios fuera de control por todo el estado; este segundo elemento es forzado y solo sirve para poner torpes obstáculos en el desarrollo de la trama y el primero le da un toque más realista a “Culpable”, pero tampoco logra elevarla. A fin de cuentas, estamos ante un remake innecesario, otra más que Estados Unidos intenta meter a nuestras gargantas debido a su incapacidad de leer subtítulos.

Y dejando de lado el factor “remake”, la película no mantiene el ritmo y tiene problemas creando interés hacia la historia personal de Joe. El guion de Nic Pizzolatto (“True Detective”) no confía en el espectador y revela elementos cruciales antes de tiempo. La fotografía de Maz Makhani es ordinaria y nunca logra meternos en la mente del protagonista; en vez de apoyarse de su director de fotografía, Fuqua utiliza una edición rápida para intentar generar estrés, pero fracasa en el intento. 

La gracia salvadora de “Culpable” es la fuerte actuación de Jake Gyllenhaal (“Spider-Man: Far From Home”). A pesar de pasar la mayor parte de la película sentado y hablando por teléfono, el actor utiliza su carácter físico para comunicar la historia y obtener tu atención. Sus ojos alertas y expresividad hiperactiva transmiten la intensidad que el guion carece y permiten forjar la identidad caótica de un hombre atravesando por una crisis total. La película cuenta con las voces de Ethan Hawke (“First Reformed”), Riley Keough (“The Devil All the Time”), Eli Goree (“One Night in Miami”) y Paul Dano (“Swiss Army Man”); su trabajo es cumplidor, pero ¿era necesario gastarse así el presupuesto?

“Culpable” es un thriller plano que nunca llega a niveles psicológicos oscuros o interesantes. A pesar de la gran actuación de Gyllenhaal, simplemente navega por su historia reciclada sin proponer. Hay intensidad para pasar el rato, pero es más recomendable buscar la original.

“Culpable” (The Guilty) tuvo su estreno mundial en el Festival Internacional de Cine de Toronto 2021 y llegará a Netflix el 1 de octubre.