“Vivimos en una sociedad que elige tu género por lo que tengas entre tus piernas”. En “A Good Man”, Benjamin (Noémie Merlant) y Aude (Soko) viven juntos en la isla de Groix. Su amor es incondicional y llevan una hermosa relación. Sin embargo, se topan con una barrera muy complicada: quieren tener hijos, pero Aude es infértil. La única solución es que Benjamin, un hombre transgénero en transición, se embarace.
“A Good Man” toca muchos temas considerados como tabú y busca crear un entendimiento alrededor de la comunidad transgénero. La directora Marie-Castille Mention-Schaar (“Heaven Will Wait”) te hace reflexionar sobre cómo la sociedad sigue estando muy atrasada en cuanto a identidad de género se refiere.
La tarea que tiene Ben por delante es abrumadora. Él nació con un cuerpo de mujer y, como comprendemos a través de flashbacks y charlas con Aude, tuvo que enfrentar depresión y una dura crisis de indentidad antes de poder salir adelante y comenzar su transición a hombre transgénero. Pero ahora, para tener hijos y llevar su relación con Aude al nivel que ambos desean, debe adoptar por 9 meses una parte de su pasado que él detesta. Y eso inevitablemente conlleva a miedo y dudas, muchas de ellas derivadas de la actitud de las personas que lo rodean. Su hermano, que previamente había mostrado entendimiento, comienza a mostrar tendencias transfobicas; su mejor amigo ni siquiera sabe qué es una persona trans, ¿qué va a decir cuando lo vea embarazado?; y tal vez lo más importante para Ben es su madre, quien se alejó completamente de él al saber sobre su transición… ahora con un embarazo, seguramente lo intentará borrar de su vida. Son relaciones y temas muy complicados que Mention-Schaar afronta con agallas.
Pero en el embarazo hay dos partes, y en este caso, Aude también comienza a sufrir porque no se siente reconocida. Cuando nazca el bebé, el documento dirá que la madre es Ben y el padre es desconocido. Aude siente que no existe ante el gobierno y la sociedad, y a pesar de que siempre ha querido tener hijos, está abrumada ante el prospecto de criar a un hijo junto a Ben en un mundo tan intolerante.

De repente “A Good Man” es demasiado y da la impresión de que Mention-Schaar le dio una mordida demasiado grande a la manzana. Aunque son necesarias y justificadas, todas estas preguntas complican la trama provocando que la película se vuelva pesada. Sin embargo, a partir de esa confusión, la directora logra contagiar el sentimiento de desesperanza de Ben para así tener un final efectivo y conmovedor.
Estoy muy lejos de ser un experto sobre identidad transgénero y no sé si sea lo correcto haber elegido a una mujer para actuar un papel trans dado que debe haber muchos actores transgénero disponibles para hacer un gran trabajo, pero siendo objetivo, la actuación de Merlant (“Portrait of a Lady on Fire”) es fenomenal; esta mujer es una de las mejores actrices trabajando hoy en día y en “The Good Man” logra plasmar una convincente mezcla de emociones masculinas y femeninas. Además del trabajo actoral, el maquillaje y estilismo es tan bueno que si llegas a ciegas a esta película, lo más probable es que te tardes un buen rato en darte cuenta que Benjamin es un hombre trans.
Hablar de todo esto no es tarea fácil. En “A Good Man” te estarás topando con complicadas preguntas sobre sexualidad, rechazo, aceptación, identidad y feminidad que Mention-Schaar y su co-guionista Christian Sonderegger manejan con sensibilidad y cariño para generar una conversación muy importante. Es una historia progresiva para reflexionar en cómo la sociedad ha impuesto normas de género y las dificultades encaradas día a día por la población transgénero.
“A Good Man” forma parte de la sección Industry Selects de TIFF 2020 y también fue selección oficial de Cannes 2020.
