“Black Widow” comienza con una sólida secuencia de persecución en avión seguida de un brillante montaje que utiliza “Smells Like Teen Spirit” como himno para hacer un rápido recorrido por la brutal infancia de niñas entrenadas como Viudas Negras. Lamentablemente, ese es el pico de calidad y atrevimiento exhibido por uno de los filmes más débiles del Universo Cinematográfico de Marvel a la fecha.

La trama transcurre después de los eventos de “Captain America: Civil War” y sigue la búsqueda de Natasha Romanoff (Scarlett Johansson) por encontrar a Dreykov (Ray Winstone), temible figura a cargo del Cuarto Rojo, programa de entrenamiento soviético enfocado en convertir a jóvenes niñas en armas letales. Para ello, busca la ayuda de su figura hermana Yelena Belova (Florence Pugh), su figura paterna Alexei Shostakov aka Red Guardian (David Harbour) y su figura materna Melina Vostokoff (Rachel Weisz).

Natasha carga con los remordimientos de su etapa como asesina y ve en la destrucción del Cuarto Rojo una manera de encontrar redención. Con Yelena comparte una infancia rota y dolorosos recuerdos familiares. La película sugiere una exploración de las secuelas psicológicas de una infancia traumatizada producto del control de hombres hambrientos de poder. Pero en eso se queda: una sugerencia. 

Cuando parece que el guion toca una fibra sensible, todo es olvidado inmediatamente con chistes malos o una escena de acción fortuita. La exploración de estas ideas es superficial y francamente cobarde, pues más allá del aspecto familiar, no aprendes nada de importancia sobre la vida de la protagonista. Solo se refuerza lo que ya sabíamos sobre ella. A veces, parece que “Black Widow” está más enfocada en presentar a Yelena Belova a audiencias que en contar la historia de Natasha Romanoff, pero ni eso logra porque el personaje se pierde entre una orgía de explosiones y risibles planes maquiavélicos.

El guion de Eric Pearson (“Godzilla vs. Kong”) es atroz. Toma elementos de espionaje y los avienta a una licuadora con chistes reciclados y una pizca de drama, resultando en un producto genérico en donde el desarrollo de personajes secundarios es mínimo y el villano principal es uno más de la fábrica de maldad marvelita. Imperdonable también es una repugnante y francamente innecesaria escena especista en donde la vida animal es tratada con total desprecio; la película no hubiera cambiado en nada si omitimos tal perturbadora idiotez. Es escribir escenas a lo tonto, sin objetivo claro o una verdadera meta en mente. No hay salvación en el trabajo de este guionista.

La historia transcurre entre persecuciones, explosiones, tiroteos y caídas. Hay ciertas vibras de Jason Bourne presentes en las escenas de acción, pero no queremos insultar a tan excepcional saga; la acción de “Black Widow” no le llega ni a los talones y solo se quedan en entretenimiento efímero. A excepción de un corto mano a mano entre Pugh y Johansson, las coreografías son decepcionantes. Los efectos visuales tampoco ayudan; las pantallas verdes son visibles y la pobre composición rompe con la emoción de las escenas más espectaculares.

Scarlett Johansson se nota desconectada de la película. Es una actuación de inercia pura, en donde no encontramos electricidad o fuerza; aunque es sólida en escenas de acción, falla en los escasos momentos emotivos, mismos que representan las mayores fortalezas del filme. 

De tantos problemas no tienen la culpa Florence Pugh (“Midsommar”) y David Harbour (“Hellboy”). Pugh intenta hacer funcionar sus líneas y su personalidad sale a relucir constantemente, pero poco puede hacer junto a una acartonada Johansson y siendo subyugada a decir chistes forzados. Harbour claramente estaba disfrutando la filmación y gracias a su contagiosa energía es que la película logra despertar en algunas secciones. Sin embargo, no hay mucho que el enorme carisma de Pugh y Harbour puedan hacer frente a un fondo narrativo tan básico.

Comendable es el diseño de vestuario a cargo de Jany Temime y Lisa Lovaas; los deslumbrantes atuendos hacen ver a todo el elenco principal como superestrellas, además, es la única cualidad redimible del personaje de Taskmaster. Asimismo, el score musical de Lorne Balfe es una de las composiciones más fuertes que ha visto el MCU.

Es increíble que con tanta acción, talento actoral y potencial narrativo, “Black Widow” sea una película tan plana. Sus dos horas parecen eternas y su flojo guion reduce elementos de trauma a diálogos vacíos y comedia torpe. Una decepcionante cinta marvelita que le falla a fanáticos, actores y actrices por igual. Pugh y Harbour merecían más que esto.

“Black Widow” se estrena en cines y en Disney+ (Premier Access) el 9 de julio.