Criticar una película como “Bros: Más Que Amigos” es complicado, pues no sólo es un importante paso adelante en términos de representación, sino que además se nota el cariño con el cual sus creadores la hicieron. Sin embargo, los buenos deseos solo te pueden llevar hasta cierto punto, y si bien el director Nicholas Stoller y el actor y guionista Billy Eichner construyen varios momentos inteligentes y honestos, el resultado final es menos que la suma de sus partes.

Bobby (Billy Eichner) es un hombre soltero gay en sus 40 que no busca el amor: su tiempo e interés están completamente dedicados a sacar adelante un proyecto histórico, el primer museo de historia LGBTQ+. Sin embargo, un día conoce al apuesto Aaron (Luke Macfarlane), otro hombre con problemas de compromiso, de quien inesperadamente se enamora.

El guion de Stoller y Eichner está consciente de que lo primero en la mente de su audiencia es que esta se trata de la primera comedia romántica gay hecha por un gran estudio, e inteligentemente hace referencia a esto: en los primeros minutos, Bobby nos cuenta en un podcast que un productor le ofreció hacer una rom com gay, pero heteronormada, a lo que él respondió que no, porque las relaciones queer son diferentes y está harto de tener que acoplarse a la sociedad para tener que ser aceptado.

Fiel a estas palabras, la película es efectiva en reflejar cómo son las citas en el mundo homosexual: las conversaciones en Grindr, los encuentros casuales, la obsesión con un cuerpo marcado y musculoso, el pedido de nudes como requisito para verse en persona y el posterior bloqueo de la app si al otro no le gustó tu foto. Todo esto y mucho más es tratado de forma ingeniosa y bastante realista.

La película tampoco tiene miedo de burlarse de forma inocente sobre los debates en el propio colectivo, como qué letra del acrónimo tiene más días conmemorativos, sobre si ser un hombre gay cis y blanco ya es muy mainstream o sobre quién lanzó la primera piedra en Stonewall. Los escritores conocen a su audiencia: se nota que sus bromas vienen de la genuina autocrítica y son muy graciosas.

Sin embargo, cuando se trata de integrar el romance con su discurso sobre la importancia de contar nuestra propias historias, la trama no es tan exitosa. Con referencias a “Tienes un e-mail” y “Cuando Harry conoció a Sally”, queda clara la intención de mantener la esencia del género a la vez que se le agrega algo de modernidad, pero la mezcla nunca cuaja del todo: la película trata ser ambas cosas, una comedia bonita y tierna sobre una pareja monógama, y jugar con los tipos de relaciones fuera de la norma, pero al hacerlo su romance central queda algo difuso.

Esto no es por falta de química entre sus protagonistas, tanto Eichner como Macfarlane son maravillosos, pero para ser una película interesada en contar historias distintas, fuera de la breve mención de una relación poliamorosa, los personajes y relaciones secundarias se quedan en poco más que extras glorificados. Un recurso que hace tan poderosa a “Cuando Harry conoció a Sally” hasta nuestros días son las entrevistas en las cuales distintas parejas hablan del amor desde varios puntos de vista y justamente  “Bros” pudo haber aprovechado su temática para contarnos algo más que la misma historia de amor de siempre, pero el ser consciente de su estructura convencional no la salva de caer en aquello que critica.

Es inevitable no compararla con “Fire Island”, la cual exploró de forma más interesante las complejidades del romance en el mundo homosexual, con muchas más perspectivas, acertadas observaciones sobre las clases sociales y un romance más sólido. La astucia por sí sola no es suficiente, el discurso debe integrarse con la trama de forma que ayude a la narrativa, pero el trabajo de Stoller se siente como si quisiera decir muchas cosas importantes, sin embargo sus comentarios sociales carecen de sutileza y salen de la boca de personajes sin ninguna importancia, cuya razón de existir es reflejar lo diversa que es la película, pero sin darles ningún desarrollo.

De todos modos, “Bros: Más Que Amigos” sigue siendo un filme divertido y con un corazón enorme. Quienes disfruten del humor estadounidense de “Trainwreck” y “Spy” la pasarán muy bien, aunque quienes no sean tan adeptos a él tal vez la encuentren poco accesible. Ante todo, su mensaje de aceptación es uno con el que cualquiera puede conectar, sobre todo aquellos que aún buscamos el amor.

“Bros: Más Que Amigos” ya se encuentra disponible en cines.