La nueva película protagonizada por Owen Wilson y Salma Hayek, “Dicha” (Bliss), se queda en el limbo de las ideas y en el turbulento aterrizaje de éstas. Lo que parecía una atractiva propuesta narrativa y sensorial, resulta un desinteresado y ambiguo filme, lleno de lugares comunes y complejidades sin esclarecer. 

Greg (Owen Wilson) es despedido de la empresa donde laboraba y mientras divaga encuentra a Isabel (Salma Hayek), una mujer que al parecer tiene poderes sobrenaturales. Ella le hace ver a Greg que el mundo contaminado y triste en el que habita en realidad es una simulación basada en la “dicha”: se tiene que experimentar lo malo, para valorar lo bueno. 

Dicen que las películas deben de plantear más preguntas que respuestas para lograr que el espectador las recuerde y, en el intento de descifrar cada suceso, permanezcan más tiempo con él, sin embargo, cuando esas preguntas se generan no por la narrativa o los discursos, sino por la ambigüedad, las coincidencias y las nulas explicaciones, no tiene ningún sentido quebrarse la cabeza. Está película comete lo segundo.

Dicha-Bliss-Wilson-Hayek-02
“Dicha” (Bliss) | Foto: Hilary Bronwyn Gayle/Amazon Studios

El director Mike Cahill (“Another Earth”) construye dos mundos: el primero es melancólico y vacío, con colores grises y azules, donde se vive con aburrimiento y apatía; en el segundo prevalecen los colores cálidos, el arte y la ciencia. Hasta ahí todo bien, pero todo empieza a sucumbir cuando no se esclarece el universo del que forman parte estos dos mundos. ¿Cómo funciona la inteligencia artificial, la memoria y los cuerpos? ¿Quién sí es real y cómo funcionan los poderes mágicos? Y podríamos crear y buscar teorías, pero nada se compararía con la inexactitud e ignorancia de quien lo creó, porque incluso las explicaciones que encontremos serían más lógicas que lo que se aborda en diálogos eternos y escupidos por personajes caricaturizados (en especial el de Salma Hayek). 

Toda la película se queda en lo que pudo ser, pero, trágicamente, no fue. Tener la idea de píldoras que te den poderes y te hagan viajar entre mundos, sí, como en “Matrix”, pero que al final nada tenga un por qué sólido; formar personajes fingidos emocionalmente, sin suficiente carga dramática y construidos a partir de los actores y no por el interés de crear nuevos hitos de la cultura ficcional; caer en lugares comunes de la emotividad gratuita sólo porque hay que generarle “algo” al espectador; no explotar los efectos especiales y mejor llenar de diálogos las escenas. 

Pero no todo es desafortunado, porque gracias a Markus Förderer, quien había sido cinematógrafo de Cahill en “Orígenes” y participó en “Día de la Independencia: Contraataque” de Roland Emmerich, “Dicha” tiene unas imágenes tan variadas, desde la composición, los movimientos y la iluminación, hasta adentrarnos en algunos de los pensamientos más ensordecedores de los personajes. 

“Dicha” sale sobrada de planteamientos e ideas narrativas, pero carece de profundidad y exactitud, lo que la convierte en un material limitado y que ni por la publicidad de sus protagonistas se salva del olvido. No propone, no impresiona y puede que tampoco guste. 

“Dicha” (Bliss) ya se encuentra disponible en Amazon Prime Video.