Existe una razón por la cual se siguen haciendo adaptaciones cinematográficas de las novelas de Arthur Conan Doyle: sin importar el paso de tiempo, la gente nunca se cansa de un clásico misterio chapado a la antigua. Aunque este tipo de historias toma muchas formas, su fórmula clásica llena de revelaciones, desconfianza y divertidos monólogos expositorios es muy conocida por todos y no deja de cautivar, un gran ejemplo reciente es la brillante “Knives Out”. No es sorpresa entonces que el fanático de Sherlock Holmes, Graham Moore, nos traiga “El sastre de la mafia”, una exquisita historia que satisfará a todo amante de los relatos de detectives.

Leonard (Mark Rylance) y su joven asistente, Mable (Zoey Deutch), dirigen una sastrería en Chicago, donde sus principales clientes son miembros de la mafia. Una noche, dos maleantes (Dylan O’Brien y Johnny Flynn) tocan la puerta de la tienda y le piden a Leonard un favor que lo mete en una situación peligrosa y pone en riesgo todo por lo cual ha trabajado, e incluso su propia vida.

Graham Moore, quien ganó el Oscar a Mejor Guion Adaptado por “El código enigma”, ahora toma la silla del director, y lo hace con mucha seguridad y estilo. Pese a ocurrir en una sola locación, el misterio y ritmo de la película ayudan a mantener el interés del espectador, a la vez que la ingeniosa edición y fotografía evitan que el trabajo caiga en la teatralidad que algunas producciones de este tipo suelen tener.

A su dirección se suma el astuto guion escrito por él mismo y Johnathan McClain. Sus múltiples giros, interesantes personajes e inteligente diálogo hacen de “El sastre de la mafia” una pieza tan divertida como intrigante: pese a que uno tiene una sensación constante de peligro, el texto se asegura de aligerar el ambiente con varias intervenciones curiosamente graciosas. Moore nos vuelve a demostrar su capacidad para sorprender con inesperadas vueltas de tuerca y varios trucos dignos de las mejores novelas policiacas.

Su grupo de asesinos y maleantes sacados de un libro de Agatha Christie son interpretados por un elenco listo para dicha tarea. Lo lidera Mark Rylance (“No miren arriba”), cuyo aire pasivo y astuto resulta bastante útil para un protagonista tan misterioso como tierno. Solo Rylance es capaz de contar el mismo chiste dos veces e igual provocar risa en el espectador, sin dejar por un momento que dicha acción nos distraiga del peligro principal. Su actuación, muy similar a la cual le valió un Oscar en “Puente de espías”, es un gran ejercicio de sutileza que poco a poco nos revela las múltiples capas de un curioso pero atrapante personaje.

Es acompañado por la maravillosa Zoey Deutch (“Falsa influencer”), la callada pero observadora asistente de Leonard, con quien tiene una dinámica similar a la de un padre y una hija. Sus interacciones son las más tiernas de la cinta, y su papel es fundamental para revelar las verdaderas emociones del reservado hombre. Dylan O’Brien (“Amor y Monstruos”) y Johnny Flynn (“El arma del engaño”) traen una energía e impredictibilidad necesaria para arrancar la trama, mientras que Nikki Amuka-Bird (“Persuasión”) y Simon Russell Beale dotan al trabajo de una vibra de peligro en sus cortas apariciones.

“El sastre de la mafia” hace un gran uso de sus recursos para dar vida a una entretenida historia llena de intriga. Los fanáticos de los thrillers clásicos encontrarán en ella una buena y sencilla fuente de diversión y suspenso (aunque los veteranos en el género probablemente adivinen algunos de sus giros). Tal vez no sea un producto tan fino como los trajes diseñados por su protagonista, pero es definitivamente uno que vale la pena ver.

“El sastre de la mafia” ya está disponible en cines. Imagen de portada cortesía de Cine Caníbal.