“Fin de semana en Croacia” es el tipo de thriller que, a pesar de sus exageraciones narrativas, se disfruta gracias a su buen escalamiento de tensión y ejecución efectiva. Es una película ideal para entretenerse en Netflix y de paso, disfrutar de bonitos paisajes europeos.

Después de dar a luz, Beth (Leighton Meester) llega a Split en Croacia para pasar un fin de semana de diversión junto a su mejor amiga Kate (Christina Wolfe). Sin embargo, las cosas se salen de control rápidamente cuando Beth despierta confundida en su AirBnB sin memoria de lo sucedido la noche anterior y sin encontrar a Kate. Beth reporta la desaparición a un nefasto policía llamado Pavic (Amar Bukvic), pero al no recibir apoyo decide tomar cartas en el asunto y comenzar a buscar a su amiga con ayuda de un amable taxista sirio llamado Zain (Ziad Bakri).

El guion, escrito por Sarah Alderson, paulatinamente genera intriga mediante una astuta presentación de los sospechosos de la desaparición de Kate. ¿Será el anfitrión de su AirBnb (Adrian Pezdirc) quien parece llevar un cartel de “Mírenme, soy un pervertido” colgando en el pecho? ¿Tendrá Zain motivos siniestros? ¿Estarán involucrados los dos escorts con los que pasaron la noche anterior? ¿Por qué actúa con tanto desdeño Pavic? ¿Tendrá algo que ver el esposo distante (Luke Norris) de Beth? A lo largo de la primera mitad de “Fin de semana en Croacia”, la cámara reposa en cada uno de ellos para plantar ideas en tu cabeza e invitarte a intentar adivinar quién es el culpable.

La directora Kim Farrant (“Strangerland”) hace un gran trabajo envolviendote en la telaraña de una historia con abundantes giros, sin importar lo innecesarios o ridículos que algunos sean. La película cae en la irreverencia en su tercer acto gracias a el exceso de revelaciones “impactantes”, pero la experiencia nunca deja de ser disfrutable gracias a la buena dirección de Farrant, la compacta edición y el compromiso del elenco.

Leighton Meester lo da todo por hacer creíble la trama y gracias a ella es que la película logra engancharte. Meester tiene una gran presencia en pantalla y es siempre convincente como una mujer emocionalmente desgastada; rápidamente te encariñas de ella y empatizas con la complicada situación en la que se encuentra; al montar todas las probabilidades en su contra, el guion maximiza esta empatía y te obliga a seguir viendo para saber cómo es que esta inocente y confianzuda mujer podrá salir avante de su predicamento.

Clave en el buen desarrollo de la historia es la actuación de Ziad Bakri (“Tala’Vision”), quien le da enorme humanidad a su personaje y tiene mucha química con Meester. Zain es un sujeto encantador y comprensivo que tiene un efecto tranquilizador en Beth; su presencia y calidez es un antídoto contra la desesperación. Por un momento, parece que Alderson se va a meter en aguas problemáticas y reproducir estereotipos dañinos alrededor de su personaje, pero en vez de eso logra hacer una pequeña y valiosa reflexión sobre las dificultades de la migración. Y algo similar ocurre con otras temáticas. También encontramos ideas sobre estrés posparto, las dificultades de mantener amistades durante la maternidad y gaslighting, no obstante, ninguna de ellas es explorada a profundidad.

Ya sea en absurdas persecuciones o con simples tomas panorámicas, la película nos lleva por las bonitas locaciones de Split creando una placentera experiencia visual. El fotógrafo Noah Greenbarg captura la belleza del lugar y también utiliza pequeños movimientos de cámara para ayudar a mantener el dinamismo en esta frenética historia de intriga con vibras noventeras.

“Fin de semana en Croacia” o “A Weekend Away” es un thriller entretenido y efectivo cuya absurdez funciona gracias a los altos niveles de adrenalina que corren por sus venas y las buenas actuaciones del elenco.

“Fin de semana en Croacia” ya se encuentra disponible en Netflix.