Es asombrosa la cantidad de películas con temas pandémicos o de aislamiento que estaban en producción antes de la llegada del COVID-19. La ópera prima de Francesco Giannini, “HALL” es una de ellas. Por mera coincidencia, su lanzamiento tuvo que llegar durante la pandemia, pero eso solo amplificó su tensión narrativa y sin necesidad de sentirse explotadora.
Val (Carolina Bartczak), Branden (Mark Gibson) y su hija Kelly (Bailey Thain) llegan a un hotel para pasar la noche. Aquí se encuentran a Naomi (Yumiko Shaku), una mujer embarazada que se encuentra en un viaje de negocios. Val y Naomi conversan amistosamente sin saber que ambas se encuentran en situaciones similares: son víctimas de abuso doméstico y este hotel es parte de sus respectivos planes de escape. Sin embargo, ninguna de ellas está preparada para el letal virus que amenaza en el aire. Esto ya lo sabemos porque entre encuentros y conversaciones, Giannini nos muestra chispazos del futuro a través de espeluznantes escenas habitadas por personas retorciéndose en los pasillos del hotel.
“HALL” aborda de manera directa el tema de la masculinidad tóxica. Val es constantemente humillada por su agresivo esposo, Naomi está literalmente huyendo de un país para alejarse del terror de su pareja y pronto conocemos al autor de la inminente tragedia pandémica, un toxicólogo (Julian Richings) arrogante que insiste en que está “salvando al mundo”. El virus es astutamente utilizado como herramienta metafórica de cómo la violencia doméstica puede ser tan letal como invisible y aunque el personaje es un tanto caricaturesco, el toxicólogo refuerza ideas sobre patriarcado, siempre queriendo imponer sus ideas como verdad única.
A pesar de operar en un ambiente limitado, Giannini genera tensión a través de los claustrofóbicos cuartos de hotel, un pasillo que parece interminable y una buena estructura del guion. La amenaza hacia la protagonista Val crece con cada pequeño insulto y descalificación de su esposo, creando empatía y, cuando llega el momento indicado, una estresante escena de escape. La gran actuación de Carolina Bartczak (“X-Men: Apocalypse”) le saca jugo a estos momentos.
En su último tercio, “HALL” juguetea con la idea de convertirse en un filme de zombies. Los afectados se arrastran y tienen arranques de agresividad; su look es aterrador gracias al buen trabajo de maquillaje. Sin embargo, la idea termina por ser inconsecuente y las insinuaciones de Giannini se quedan en solo eso. Al quedar la idea a la mitad, estos “zombies” no convencen como amenazas creíbles.
El gran error de la película es una innecesaria escena postcréditos que intenta explicar y expandir su propia narrativa. Es la antítesis del trabajo de simbolismos previamente logrado. Se siente como un capricho del director y nada más.
A pesar del tropezón al final, “HALL” tiene muchas fortalezas. Efectivamente entreteje el tema de abuso doméstico con horrores pandémicos para crear una película dinámica y entretenida que funciona por su astuto subtexto, fuertes actuaciones y excelentes valores técnicos.
“HALL” ya se encuentra disponible en Canadá a través de VOD y HD Digital.