“La Asistente” (The Assistant) es una película de sutilezas que lentamente exhibe la toxicidad de un ambiente de trabajo encabezado por un ser monstruoso. Es un poderoso drama #MeToo inspirado en los testimonios de mujeres abusadas por Harvey Weinstein y la cultura laboral en Miramax. Es también una magistral exhibición de actuación por parte de la ganadora del Emmy, Julia Garner.
El filme transcurre a lo largo de un día de trabajo en la vida de Jane (Garner), la asistente de un poderoso ejecutivo en una importante compañía productora de cine. Lleva cinco semanas en el empleo y por lo tanto las horas son largas: hace llamadas, compra comida, limpia platos e imprime horarios. Es la primera en llegar y la última en irse. Sin embargo, entre una nueva recluta, una reservación de hotel, las risas de sus compañeros y comentarios sobre un sofá en la oficina, Jane comienza a darse cuenta de las conductas desagradables de su jefe.
La directora y escritora Kitty Green principalmente se enfoca en aquello que no se dice para conducir su narrativa. Insinuaciones, pistas, el tono de voz. Hay pocos diálogos, pero las risas por aquí y los cuchicheos por allá son indicadores extra de lo que está ocurriendo en el panorama completo de la empresa. Poco a poco y siempre con un sentimiento de incomodidad, vas descubriendo, junto a Jane, las maquinaciones tóxicas del lugar. Nadie lo dice en voz alta y cuando Jane lo intenta, se topa con pared.
En una escena memorable, Jane intenta hablar sobre la situación con Wilcock (Matthew Macfadyen), el jefe de Recursos Humanos. Aquí, Macfayden es excepcional. En un principio es caluroso y la invita a sentirse cómoda, pero al comprender la queja, comienza el encubrimiento y la condescendencia. El lenguaje corporal de Macfayden se convierte en una herramienta de hostilidad. Finge ignorancia, insinúa que Jane está perdiendo su tiempo y que no existe ningún problema. Incluso la interrumpe para responder una llamada y charlar con un amigo sobre deportes. De repente, utiliza la falsa amabilidad para lanzar una amenaza a la carrera de Jane si intenta denunciar al jefe. La corrupción llega hasta Recursos Humanos y pronto, Jane se da cuenta de que todos en la oficina lo saben y la conducta del jefe está normalizada.

Nunca le vemos la cara al jefe, ni siquiera sabemos su nombre. Sin embargo, su presencia y su poder se sienten en cada escena. La atmósfera abusiva se extiende más allá de su oficina y la cultura tóxica parece permear en toda la empresa. Jane es tratada como un peón, es víctima de microagresiones y conductas misóginas por parte de sus compañeros. Tiene que someterse a humillaciones, recibir fuertes regaños y disculparse a través de correos que terminan con el enunciado “No le volveré a fallar”. Parece que la única alternativa es adaptarse a este mundo en donde el abuso es común.
Green maneja el ritmo con gran destreza. Parecería que es inútil fijarnos en tareas mundanas como imprimir hojas y mandar correos, pero a través de estas pequeñas acciones es que logra transmitir el ambiente desmoralizante de la oficina. Los elementos técnicos son también sobresalientes. La cinematografía es claustrofóbica y el simple vestuario es utilizado para comunicar la personalidad y los temores de Jane; con una playera cuello de tortuga de un tono similar al de su piel, la asistente parece estar intentando camuflarse y evitar miradas. Es una protección contra el mundo que la rodea. Asimismo, el diseño sonoro es excelente; las puertas amortiguan las conversaciones y no distinguimos completamente las palabras que Jane escucha en el teléfono, pero sí el tono de voz y los gritos.
Y en el centro de todo se encuentra la tremenda actuación de Julia Garner (“Ozark”). Su expresividad es clave para comprender las pistas audiovisuales que Green nos arroja; su cara es un lienzo que nos permite comprender las ganas que tiene Jane por alzar la voz, la preocupación que siente, la humillación ocasionada por un regaño o, incluso, el alivio de recibir un halago.
Kitty Green no necesita monólogos o explicaciones. Tampoco es necesario referenciar directamente a Weinstein. “The Assistant” es brillante porque se comprende a través de pequeñas acciones que hablan de un problema enorme y muy real. La tensión, opresión y frialdad laboral son elementos utilizados para silenciar, y en este caso, la asistente debe decidir si romper ese silencio o ser parte del problema.
“La Asistente” ya se encuentra disponible a través de Amazon Prime.