Al ver el póster y el nombre de “La canción del corazón”, el nuevo filme románticoturco de Netflix a cargo del director Soner Caner, uno podría pensar que se trata de otro romance genérico al estilo de “Condena de amor”; sin embargo, los amantes de los dramas turcos se alegrarán al saber que esta película es una divertida propuesta cuyo bonito final dejará al público con una sonrisa.

En el día de su boda, la risueña pero irreverente Sümbül (Hazar Ergüçlü) conoce a Piroz (Erkan Kolçak Köstendil), un músico gitano: ambos se enamoran a primera vista. La ceremonia sale mal cuando el prometido descubre que su futura novia no es virgen y la regresa con su padre, quien planea matarla debido a la vergüenza que ha traído a la familia. Piroz le pide a su familia que lo ayuden a salvarla, aun cuando puede resultar peligroso para todos.

Haciendo honor a su nombre, la música es esencial para la historia, con muy buenos resultados: además de un plano secuencia al inicio que nos presenta la divertida vida de los gitanos, la forma en la cual Sümbül y Piroz se enamoran es a través de una tonada que se convierte en su forma de expresar amor. Aunque se agradecería que la película fuera un musical, pues la trama lo pide a gritos, hay suficientes canciones para entretener a la audiencia en varios momentos clave.

Lejos de conformarse únicamente con paisajes bonitos, este trabajo cuenta con varias tomas ingeniosas e interesantes: el plano secuencia del inicio; varias tomas desde dentro de la boca de un personaje para dar un efecto cómico; el uso de ventanas y puertas para formar encuadres que acentúan la sensación de encierro de la protagonista. Sí, también hay bonitas escenas en el campo, pero no parecen hechas con el único propósito de ser un catálogo turístico, sino que tienen una intención narrativa.

Hazar Ergüçlü (“El peral salvaje”) y Erkan Kolçak Köstendil forman una linda pareja: su química hace creíble la historia de amor a primera vista y ambos llenan de energía la pantalla; pero lo mejor de la película es Bülent Emin Yarar en el papel del padre de Piroz, un hombre a quien también se le negó estar con su verdadero amor en la juventud y quien apoya incondicionalmente los deseos de su hijo. Lejos de caer en lo caricaturesco, el actor dota a su personaje de tridimensionalidad pese a las limitaciones de la trama, pasando de lo tierno a lo gracioso a lo trágico, a veces en la misma escena.

El guion, por su parte, tiene algunas complicaciones: pese a todas sus virtudes, la historia tiene muchos tintes de comedia situacional poblada de viñetas y con varios personajes estereotípicos. De igual forma, el humor es burdo a ratos. Pese a que hay tramas interesantes, como una en la cual al padre de Piroz le dan una muñeca de paja y le hacen creer que es su antiguo amor, muchas otras no llevan a ningún lado, incluyendo los peligros del tercer acto.

Gracias al compromiso de su elenco y a un tierno romance central, “La canción del corazón” se mantiene a flote aun con sus cambios repentinos de tono y algunos clichés. Es una historia muy disfrutable para pasar una tarde en casa y cuya melodía se te quedará pegada en la cabeza.

“La canción del corazón” está disponible en Netflix.