En México y en Latinoamérica vivimos una gran contradicción respecto a la madre: por un lado se la venera y se la admira como algo sagrado, pero por otro se la castiga si se sale de las expectativas que la sociedad tiene de ella; se la admira por su fortaleza ante los maltratos y abusos, pero no se cuestiona por qué vive esas circunstancias en primer lugar. En “Mamá”, el cineasta tsotsil Xun Sero nos trae una pieza íntima, sutil y de gran belleza que nos revela la realidad de muchas madres, una de la que pocas veces se habla.

Esta película es una serie de conversaciones del director con su madre, Hilda, a la cual por mucho tiempo culpó por la ausencia de su padre. A través de anécdotas y pláticas casuales, ella poco a poco nos va revelando la violencia y misoginia a la que son sometidas las mujeres desde niñas. Como dice la protagonista: los hombres hablan bonito, pero cuando no hay nadie que los escuche te empiezan a poner reglas, “si no aceptas esto y eso, entonces te mato”. 

A la par de estas confesiones, el director reflexiona sobre cómo a él mismo se le enseñó a culpar a su madre, a ser parte de este círculo de violencia. El documental se convierte entonces no sólo en un testimonio (muy necesario) de la vida de una mujer tsotsil y las dificultades que esto implica, sino un trabajo de sanación personal y de romper con la perpetuación del machismo arraigado en la familia y la comunidad. Xun Sero es crítico consigo mismo y en relación a las  cosas que jamás podrá reponer.

El más grande acierto de este trabajo es presentarnos visualmente un mundo de hombres ausentes. Constantemente vemos a Hilda rodeada de otras mujeres, e incluso cuando ella no está a cuadro y se nos presentan secuencias de la cotidianidad, los hombres no salen en ellas, más que en puntos clave y de mucho poder. En una escena, por ejemplo, las mujeres están platicando de sus experiencias abiertamente, hasta que de repente se muestran calladas; en un inicio uno pensaría que se cohiben frente a la cámara, pero cuando Hilda les dice que cuenten sus problemas ellas responden que no pueden hacerlo, hay un corte y vemos por qué: hay hombres en el cuarto. Es un momento brillante que encapsula en solo unos minutos un sinfín de temas.

Lejos de ser un trabajo de revictimización o explotación, “Mamá” es una pieza de reflexión (en especial para las audiencias masculinas) sobre la normalización del machismo y cómo lo tenemos interiorizado. Es, también, una historia necesaria de un grupo al cual se le da muy poca voz en el cine, algo que Hilda tiene muy claro y una de las razones por las que nos abre las puertas a su vida sin vergüenza ni miedo, sino con una gran apertura para que se sepa la verdad. Hay una secuencia del documental en la que se le reza a la Virgen de Guadalupe: mientras se escuchan las plegarias, se muestran distintas mujeres indígenas afuera de la iglesia: ¿cómo puede un país que venera tanto a una madre divina hacerle tanto daño a las que viven en él?

“Mamá” forma parte de la Competencia Oficial en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara 2022. Tendrá proyecciones los días 16, 17 y 18 de junio.