Como guionista, Alex Garland nos ha entregado de las mejores películas de ciencia ficción de los últimos años, siempre mezclando conceptos complejos con tramas interesantes: la locura de “Dredd”, la sutileza de “Never let me go”, el terror de “Sunshine” y el clásico “28 días después” lo atestiguan. Como director nos trajo dos joyas del género: “Ex-Machina” y “Aniquilación”. Es por eso que “Men: Terror en las sombras” suena prometedora: deja atrás por primera vez el sci-fi para incursionar en el terror folclórico, un poco al estilo de “Midsommar”; sin embargo, los resultados no son los mejores.
Harper (Jessie Buckley) se retira al campo tras un acontecimiento traumático. Pese a que su casero (Rory Kinnear) hace algunas preguntas inapropiadas, Harper no le hace mucho caso y pasa el tiempo sola para sanar. Sin embargo, su presencia parece despertar algo en el bosque, lo cual desata una serie de perturbadores acontecimientos.
Hay elementos muy rescatables en “Men”: su atmósfera tétrica atrapa desde el inicio y te mantiene atento a cuál es el enigma. De forma similar a “Aniquilación”, el verde bosque parece ocultar muchos secretos, los cuales se van revelando lentamente; el problema es que, para cuando uno llega al tercer acto, las respuestas no son nada satisfactorias y todo parece más un espectáculo de sorpresas gratuitas que busca ser raro porque sí.
No es que no haya simbolismos o mensajes ocultos en la película: existe un sinfín de metáforas (unas más sutiles que otras), las cuales pueden emocionar a quienes disfrutan de encontrar significados después de muchas vistas; de hecho la película asume que uno la verá varias veces, pues muchas cosas quedan extremadamente ambiguas. Esto no sería un problema en sí mismo (la ya mencionada “Aniquilación” es una película cuya repetición la enriquece más), si la historia central no fuera tan poco interesante. Aunque uno sabe que hay mucho más por ver, no te quedan las ganas de averiguar qué es.
Las actuaciones son geniales, sobre todo la de Rory Kinnear (“No Time to Die”) en un papel cuyas implicaciones son arruinadas en el trailer (si no lo has visto, no lo hagas). Jessie Buckley (“La hija oscura”) también se compromete con la visión de Garland y nos da otra gran heroína, pero el decepcionante tercer acto no le da mucho con qué trabajar y uno se queda con un mal sabor de boca respecto a su personaje.
En un intento por provocar intelectual y visualmente al espectador, de darle un rompecabezas complicado y hermoso cuya respuesta exige mucha reflexión tiempo después del final de los créditos, Garland se olvida de hacer una historia interesante. Hay mucho que analizar aquí, y seguramente la pura interpretación de sus analogías y confuso final dan para un extenso artículo por sí mismas, pero eso no la hace un trabajo satisfactorio. “Mother!”, por ejemplo, fue una película caótica y retadora llena de mensajes escondidos y provocaciones visuales, pero su ritmo caótico e historia más o menos digerible atrapaban por mérito propio. “Men”, por su parte, pretende encantar con sus ideas y acertijos, pero se olvida de darnos algo con qué sostenerlos.
“Men: Terror en las sombras” se estrena en cines mexicanos próximamente.