El cine polaco está que arde. Tan solo este año Jan Komasa nos regaló dos joyas en “Corpus Christi” y “Hater”, y ahora el dúo de Malgorzata Szumowska y Michal Englert nos traen “Never Gonna Snow Again”, un evocativo drama con tintes de ciencia ficción que ya fue seleccionado por Polania como su representante rumbo al Oscar de Mejor Película Internacional el próximo año.
Zhenia (Alec Utgoff) es un masajista ucraniano que creció cerca de Chernobyl. En su día a día, Zhenia recorre las casas idénticas de un vecindario polaco acomodado para darle masaje y proveer de confort a una variedad de personas infelices. Entre sus clientes se encuentra una ama de casa frustrada que utiliza alcohol para desahogarse (Maja Ostaszewska), una solitaria amante de los bulldogs (Katarzyna Figura), una viuda liberal (Agata Kulesza) cuyo hijo produce drogas, un misterioso soldado (Andrzej Chyra) y un hombre lidiando con cáncer (Łukasz Simlat). Todos tienen sus propios conflictos y Zhenia está ahí para aliviarlos con masajes e hipnosis.
La historia es compleja y no es fácil encontrar respuestas a las interrogantes que Szumowska y Englert plantean. Zhenia va y viene con su cama de masaje al hombro; es apuesto, modesto, callado y la naturaleza de su trabajo le provee varias oportunidades para aprovecharse de sus clientes, pero no lo hace. Es una especie de ángel sanador cuyas intenciones no son claras. ¿Tiene poderes en sus manos? No lo sabemos con exactitud pero una niña lo llama superhéroe, los perros siempre reaccionan a su presencia y un niño es el único que parece saber ‘quién es’ en verdad.
Entre las sesiones casi terapéuticas de masaje, Zhenia es un espectador de lujo a la vida íntima de sus clientes, quienes al bajar la guardia exhiben sus preocupaciones sobre el matrimonio, la muerte o incluso la inmigración, un tema que como vimos en “Hater” está muy presente en la sociedad polaca. También hay una clara intranquilidad alrededor del medio ambiente. Vecinos remarcan el hecho de que ‘no va a volver a nevar’ y todo indica que un día, ni los poderes sanadores de Zhenia podrán salvar al vecindario.

Hay un destacado diseño artístico. Cuando Zhenia chasca sus dedos, sus clientes son transportados a un bosque espeso. En este reino del subconsciente enfrentan sus temores, inseguridades y memorias. Este tipo de alegorías metafóricas están presentes a lo largo de “Never Gonna Snow Again”; a través de ellas también exploramos más sobre el pasado de Zhenia y su deseo de salvar gente.
Szumowska y Englert le permiten a Zhenia bajar la guardia en momentos de gran humanidad. Cuando disfruta el cariño de un perro o se emborracha con un guardia de seguridad, es que el personaje se sale del molde responsable y silencioso que tanta simpatía provoca de sus adinerados clientes. Utgoff (“Stranger Things”) es imprescindible en todo esto; el actor es una fuerza reconfortante que nunca debilita el aura de misterio alrededor de su personaje.
A través de la fotografía, Michael Englert evoca misterio, erotismo y misticismo, pero también utiliza los colores para crear una vibra de vida o muerte, dependiendo del masaje en turno. Es una maravilla visual.
La conclusión es una alegoría mágica que agrega más intriga al asunto. Y es que “Never Gonna Snow Again” desafía a audiencias sin llegar a excesos. Su historia parece un cuento de hadas para adultos con realismo mágico, preocupaciones sociopolíticas y varias moralejas bajo la manga. Otro hipnótico home run del cine polaco.
“Never Gonna Snow Again” fue selección oficial de Venecia 2020, forma parte de la sección Industry Selects de TIFF 2020.