En la segunda mitad de la década de los 90 se puso de moda adaptar clásicos de la literatura al contexto adolescente, entre ellas “Cruel Intentions”, que tomaba el libro “Las amistades peligrosas” y lo traía a una preparatoria llena de adolescentes obsesionados con la popularidad y el sexo. “Relaciones peligrosas”, de la directora Rachel Suissa, hace exactamente lo mismo que esa última película pero 20 años después, en un mundo dominado por las redes sociales, pero con resultados mucho menos efectivos.

Tristan (Simon Rérolle) y Vanessa (Ella Pellegrini) son los chicos más populares de la preparatoria, y fingen ser pareja para subir mutuamente su número de seguidores. Un día hacen una apuesta, Vanessa le dejará a Tristán acostarse con ella si él logra seducir a Célène (Paola Locatelli), la chica nueva de la escuela, quien está ya comprometida en una relación a distancia. Lo que comienza como un juego de seducción poco a poco se va convirtiendo en algo más, amenazando el equilibrio del orden establecido.

Los bellos paisajes costeros y atractivos protagonistas son bastante placenteros a la vista, pero no pueden compensar las actuaciones exageradas y lo forzado de la historia. Se nos anuncia al inicio que los poderosos hace 200 años eran los aristócratas, que hace 20 eran los ricos, pero que la nueva moneda es la fama, pues puedes tener mucho dinero pero igual ser un perdedor. Aunque hay algo interesante sobre llevar esta historia al contexto de las redes sociales, su integración es artificial y muchas veces raya en lo ridículo: lejos de parecer verdaderos adolescentes en Instagram o Tik Tok, esto parece mucho más una vaga imitación de lo que alguien piensa de los adolescentes en dichas redes.

Hay ideas interesantes, como el montaje de un musical sobre “La princesa de Montpensier” cuya trama va en paralelo a la de la película, pero su afán de ser “juvenil y fresca” lleva, de nuevo, más a la pena ajena que a otra cosa. En dicha obra, por ejemplo, hay momentos en los cuales los personajes cantan en inglés y otros en francés, sin razón aparente más que porque ¿es cool?. También se supone que Célène poco a poco va ganando más seguidores y subiendo así en la escala social, pero en realidad nadie la trata diferente conforme avanza todo: es una buena idea para un conflicto, pero que al final no lleva a nada. Ejemplos de este tipo siguen y siguen hasta llegar a un final de lo más risible involucrando una transmisión en vivo.

No hay nada de malo en volver a adaptar un material una y otra vez, sobre todo si se le va a dar un giro, como recientemente lo hizo “Fire Island”; el problema con “Relaciones peligrosas” es que, además de no traer nada nuevo a la mesa, lo hace con una ejecución bastante caótica. La historia original tiene un encanto irresistible, por eso se ha adaptado tantas veces. Si estás interesado en conocerla, hay varias otras opciones de donde elegir.

Relaciones peligrosas” ya está disponible en Netflix