En “Sin La Habana”, el director Kaveh Nabatian nos presenta una separación emocional derivada de la desesperación creada por una situación social. Es una historia de añoranza por una vida mejor y los cambios personales que eso conlleva.
La joven pareja de Leonardo (Yonah Acosta) y Sara (Evelyn O’Farrill) sueñan con escapar de Cuba. Él es un privilegiado bailarín y maestro de salsa que encara discriminación en su compañía de baile y ella es una inteligente abogada con ganas de llegar lejos. Desesperados ante su situación, deciden que su boleto de salida es Nasim (Aki Yaghoubi), una turista canadiense de origen iraní y estudiante de salsa de Leonardo. Rápidamente, el bailarín la seduce y convence de llevarlo con ella a Montreal. El plan es que Leo obtenga papeles para eventualmente sacar a Sara de Cuba. Sin embargo, el viaje traerá cambios para todxs.
Nasim no es solo una turista engañada. Recientemente logró divorciarse y escapar de un hombre abusivo. Sospecha que está siendo utilizada por Leonardo, pero no sabe la profundidad de la mentira y a pesar de las presiones y expectativas de su familia iraní, está aprendiendo a disfrutar su nueva vida libre de abuso.
Mientras tanto, Leonardo se encuentra con duras pruebas que lo alejan de sus sueños. No tiene éxitos en los castings de baile y, sin papeles, se ve forzado a trabajar en una planta de procesamiento por un salario miserable. Está alejado de casa, sin su verdadera novia, mintiéndole a una mujer buena y con la incertidumbre reinando su vida.

La historia de “Sin La Habana” es la de tres personas con vidas complicadas en muy diferentes aspectos. Ya sea escapar de violencia o pobreza, son tres vidas vulnerables que buscan un nuevo amanecer. Leo y Nasim tienen breves momentos de alegría, baile y hasta amor, pero duran poco y la carga del futuro causa estragos psicológicos en ambos. No es fácil empatizar con los personajes tan celosos, controladores y hasta groseros de Leo y Sara, pero el guión busca generar comprensión alrededor de su situación como migrantes.
Nabatian maneja los hilos narrativos con gran sensibilidad y siempre tomando en cuenta el aspecto cultural que rodea a sus personajes. La danza es una herramienta de unión y la variedad musical enriquece la trama. También encontramos una fascinación por los rituales y la brujería, reflejo del apego de Leonardo a la cultura cubana. Del lado iraní se exploran la importancia de lazos familiares y vemos ejemplos de la profundidad de creencias racistas; no importa a qué país vayas, siempre vas a encontrar discriminación.
A la película le hace falta paciencia. Ciertos elementos, como la seducción de Leo a Nasim, se ejecutan de manera apresurada y hacia el último acto encontramos demasiadas coincidencias y atajos que lastiman la credibilidad de la historia. Asimismo, algunas actuaciones no están a la par con el gran trabajo que hace el galardonado bailarín Yonah Acosta en el rol protagónico. No obstante, estos pecados son mínimos y no llegan a afectar el correcto arco emocional de la historia.
“Sin La Habana” es una tremenda presentación de Nabatian y un fuerte estudio de cómo la migración afecta las facetas más complejas del ser humano.
“Sin La Habana” forma parte de la programación del Festival Internacional de Cine de Miami 2021.