El diablo vive en México y su patio de juego favorito es la frontera con Estados Unidos. En su ópera prima “Sin señas particulares”, Fernanda Valadez nos lleva a ese infierno para contar una historia urgente del dolor y crueldad.
Jesús llega a la puerta y le avisa a su madre Magdalena (Mercedes Hernández) que se irá a trabajar a Arizona. Junto a su amigo Rigo y con mochila al hombro voltea a ver a la cámara y se despide. Pero pasan dos meses y Magdalena no sabe nada de él. Una visita a la policía confirma que Rigo está muerto; su madre debe identificarlo a través de desgarradoras fotos. Sin embargo, solo se ha podido encontrar la mochila de Jesús. Las autoridades lo dan por muerto, pero Magdalena necesita asegurarse y emprende una búsqueda que parece interminable. “No voy a volver hasta encontrarlo”, dice.
Magdalena va a terminales de autobús, un refugio para migrantes e incluso llega a un apartado pueblo en la montaña. Es una detective de 48 años motivada por la desesperación. Encontrar pistas no es fácil y requiere de encuentros clandestinos, la mayoría de ellos con mujeres que la apoyan y advierten sobre el peligro que le espera.
En el camino, Magdalena se cruza con Miguel (David Illescas), un joven que tras cinco años de estadía, es deportado de Estados Unidos y debe regresar a su pueblo natal. Pero cinco años es mucho tiempo en el norte de México y ahora su casa está en medio de un pueblo fantasma. Su madre está desaparecida.
La frontera es un territorio sin ley. La maldad es cotidiana y las masacres pasan desapercibidas. En medio de este lugar encontramos la humanidad de Magdalena y Miguel, dos almas en búsqueda de certeza que deben apoyarse para cumplir sus objetivos. Sin embargo, encontrar respuestas no es fácil entre tanto miedo.

El maravilloso trabajo de Claudia Becerril en la cámara permite maximizar el impacto de la más simple y silenciosa de las escenas. No hay mucho diálogo y cada palabra está cargada de emoción. Cuando Magdalena está recibiendo información sobre el paradero de su hijo, la cámara no se despega de su rostro. Todo lo demás está desenfocado. Lo único que importa es capturar cada detalle de su reacción: incertidumbre, dolor, angustia. Mercedes Hernández es monumental en el papel: es una madre más de nuestro México, valiente, y consumida por la angustia. Es una actuación de inconmensurable dolor.
Magdalena finalmente encuentra a alguien que sabe sobre el destino de su hijo; su relato no está en español y no es necesario traducir su dialecto. Las implacables imágenes hablan por sí mismas. La historia, escrita por Valadez y Astrid Rondero, taclea con autenticidad y eficacia la situación de extrema violencia en el norte del país. El miedo es omnipotente en “Sin señas particulares”; el miedo de atravesar un camino, de cometer un error, de preguntar demasiado, de vivir por siempre con incertidumbre, de encontrar la verdad.
“Sin señas particulares” me sacudió. Es una obra maestra y un relato indispensable de violencia e migración que retrata la dura realidad mexicana para dar un grito de angustia en apoyo a los millones de desaparecidos en la frontera. Es un debut impresionante e impecable de Fernanda Valadez, quien se establece con fuerza como una voz femenina, poderosa y urgente en el cine mundial.
Se me pone la piel chinita pensando en el futuro de Valadez. “Sin señas particulares” ha ganado premios en Sundance, San Sebastián y Zurich. Pero es agridulce reflexionar sobre su éxito a unos días de que el gobierno mexicano decidiera eliminar los fideicomisos del cine y otras instituciones culturales.
La historia de esta película es un llamado de atención que relata la realidad de México y busca generar empatía hacia migrantes de todo el mundo. Es una historia mexicana con la calidad para generar un cambio a nivel mundial y por lo tanto, es muy importante que la gente la vea. Pero en un futuro, sin los recursos necesarios para apoyar al cine, ¿cómo vamos a contar historias cómo estas sobre nuestra realidad social? ¿Cómo vamos a ver historias de nuestro México? ¿Cómo vamos a encontrar a la próxima Fernanda Valadez? ¿Cómo vamos a impulsar a las futuras voces que busquen hablar de la situación social en la nación? El cine es una indispensable herramienta de concientización y con la cancelación de los fideicomisos, la industria estará a la voluntad de unos cuantos. “Sin señas particulares” es un enorme recordatorio de lo injusta que es esta medida.
“Sin señas particulares” forma parte de la selección oficial del Festival de Cine de Londres 2020.