Nota: Esta crítica fue publicada como parte de nuestra cobertura de Sundance 2022, meses antes de las declaraciones de Renee Tajima-Peña, Betty Kwong y Ted Liu, coproductora/codirectora y productorxs ejecutivxs respectivamente de ” Tiananmen/China Today”, con respecto a la distorsión de la verdad que podemos ver en “The Exiles”. Te invitamos a leer el anuncio completo para aprender sobre las mentiras y manipulaciones del documental. En La Estatuilla apoyamos las prácticas responsables de la no ficción y estamos en contra de la irresponsable dirección de “The Exiles”.

El 4 de junio de 1989, el gobierno chino asesinó a estudiantes activistas a favor del movimiento democrático en lo que sería llamada la masacre de Tiananmen Square. Cuando la cineasta Christine Choy (“Who Killed Vincent Chin?”) — mitad coreana, mitad china y viviendo en Estados Unidos — vio todo lo que estaba ocurriendo en las noticias, agarró su cámara e intentó filmar un documental, titulado “The Exiles”, sobre los disidentes que intentaban continuar la lucha por la libertad en China, ahora desde territorio estadounidense. 

Por falta de dinero para poder terminarlo, el documental de Choy nunca vio la luz del día. Y hasta ahora, más de tres décadas después, Ben Klein y Violet Columbus reviven el pietaje para explorar las consecuencias de la masacre con ayuda de la propia Choy, quien también fuese su profesora en la universidad.

Antes de abordar la masacre, “The Exiles” comienza como un documental sobre la vida de Christine Choy, y por lo tanto, es fabuloso. Choy es un tornado de energía y humor sin miedo a decir exactamente lo que piensa. “Mátenlo. Mujer francotiradora”, dice como sugerencia a la mejor manera de protestar contra Donald Trump. Los minutos que se enfocan en el emerger de su carrera documentalista a finales de los ochentas sirven también para ilustrar, desde Sundance hasta los Oscar, el total dominio blanco de la industria. Pude haber visto dos horas de Choy, sin embargo, es aquí cuando Klein y Violet, con ayuda de animación, cambian su enfoque totalmente hacia la masacre.

Utilizando la sapiencia narrativa y experiencias de Choy como guía, “The Exiles” comienza a investigar la vida actual de aquellos exiliados que, hace tantos años, dejaron China después de la masacre con la esperanza de algún día poder regresar para cambiar las cosas. Pero eso nunca pasó y ahora viven esparcidos por el mundo; Klein y Columbus intentan explorar sus sentimientos. ¿Hay culpas o arrepentimientos? Si pudieran regresar al pasado, ¿volverían a hacerlo todo de nuevo?

Klein y Columbus tienen problemas creando interés alrededor de la vida de los exiliados, sobre todo después de tan electrizante inicio centrado en la vida de Choy. Arrastrado por una edición inconsistente que torpemente mezcla una entrevista a Choy con las visitas del equipo de producción (y la propia Choy) a los exiliados, “The Exiles” no hace un buen trabajo abordando las consecuencias de la masacre, sumergiéndose en las emociones de sus sujetos o justificando la realización del documental en primer lugar.

En los últimos minutos “The Exiles” finalmente desarrolla un tópico con relativo éxito: el empuje de Estados Unidos por olvidar la masacre (y a sus muertos) con el objetivo de no mermar relaciones económicas con China. Las declaraciones de Wu’er Kaixi (uno de los líderes exiliados) alrededor de este tema proveen los momentos más poderosos del filme, mismos que junto al carisma de Choy ayudan a sacar apenas a flote a un documental irregular que nunca logra desarrollar una idea o reflexión al máximo.

“The Exiles” obtuvo el Gran Premio del Jurado en Sundance 2022.