Frecuentemente en Irán, ciudadanos en servicio militar son los encargados de ejecutar a prisioneros. Estamos hablando de personas ordinarias forzadas por su país a quitarle la vida a otro ser humano. La ganadora del Oso de Oro en Berlín 2020, “There Is No Evil” es un vehículo a través del cual Mohammad Rasoulof explora las secuelas psicológicas que esto puede causar en los ejecutores que no son más que peones de un régimen autoritario, y al hacerlo nos pregunta ¿qué opciones tienen estas personas?, ¿existe la maldad en el acto? y si es así, ¿en quién recae la responsabilidad?

Durante los primeros 30 minutos de “There Is No Evil” seguimos a un agradable señor haciendo su día. Recoge a su esposa, va por su hija al colegio, compra comida y a la mitad de la noche, va a trabajar. Es entonces cuando el filme deja caer un puño de acero sobre tu cabeza. Ese es el desenlace de apenas la primera de cuatro historias que el director iraní utiliza para explorar la pena de muerte. Cada una de ellas explora la temática desde ángulos completamente distintos; después del sorpresivo inicio, tenemos un thriller, un romance y finalmente un drama familiar. Todos presentan actuaciones sobresalientes y funcionan con un variado nivel de efectividad; el tercero es desgarrador y sin duda el más memorable de la colección. Sin embargo, la duración total de 150 minutos llega a pesar en el reflexivo desarrollo de algunos episodios.

¿Qué harías tú si tuvieras que acabar la vida de una persona? ¿Hasta dónde llegarías para evitarlo? ¿Cómo vivirías después de ser obligado a hacerlo? “There Is No Evil” te obliga a formular una compleja introspección encaminada a comprender el poder del individuo frente a la opresión. Rasoulof no solo forma un poderoso argumento en contra de la pena de muerte, sino que desafía la moralidad del espectador, lo alienta a cuestionarse y a tomar acción. 

“There Is No Evil” forma parte del Festival Internacional de Cine de Chicago 2020.