El objetivo principal de Tom Cruise es claro: convertirse en un referente para las presentes y futuras generaciones de actores, así como convencer a las audiencias en exigir un entretenimiento de alta calidad y manufactura, que inclusive ponga a prueba a toda una producción. “Top Gun: Maverick”, secuela de la aclamada cinta clásica de acción estrenada hace 36 años, es una muestra de las grandes posibilidades técnicas y prácticas que una producción hollywoodense puede ofrecer sin necesidad de abusar de efectos visuales. 

Han pasado más de 30 años y Pete “Maverick” Mitchell (Tom Cruise) sigue como Capitán, superando sus propios límites y récords, pues su más grande vicio es la adrenalina y su lugar preferido es el aire. Luego de una prueba peligrosa y discusiones con altos rangos, “Maverick” es enviado a Top Gun, su antigua escuela, con la misión de entrenar a jóvenes graduados para una misión importante y muy arriesgada, sin embargo, una cosa es clara: él no es instructor, es piloto. 

En el momento en que se apagan las luces de la sala y comienza a sonar el clásico tema “Danger Zone”, para después dar paso a la secuencia inicial en donde Pete Mitchell rompe un récord a base de arriesgue y resistencia física y mental, es clara la clase de espectáculo que durante las siguientes dos horas el espectador está por disfrutar. Y la película le es fiel a eso, a esa intensidad y espectacularidad visual en donde no hay tregua ni para los que están dentro de la pantalla, ni para los que están sentados afuera. 

Cada una de las secuencias en donde se ven involucradas aves metálicas, que no son pocas, son absurdamente intrigantes e hipnotizantes, pues la cámara de Claudio Miranda, ganador del Oscar a Mejor Fotografía por “Life of Pi”, está colocada en puntos estratégicos encima de los propios cazas y de tierra, para captar no solo los espacios por donde transcurre la acción, sino la adrenalina de los pilotos y de la simple proeza de pilotear un artefacto como esos. La fusión de la fotografía con el sonido, sumado a la poca utilización de efectos visuales abona a que la experiencia sea loable y plausible, distinta a cualquier película o momento visto a nivel masivo, al menos en los últimos años; las excepciones son productos del mismo Tom Cruise. 

Si bien la figura de Cruise ha sido equiparada con la de clásicos como Buster Keaton, Harold Lloyd o Charles Chaplin (pues en algunas ocasiones también ha declarado su inspiración en ellos), es innegable el compromiso que tiene tanto con la innovación en la industria como con la calidad que el público va a recibir de los productos donde está involucrado. A sus casi 60 años, y con más de 40 años de carrera artística, continúa forjando su propio mito y un gran legado como uno de los exponentes del cine de acción más prolíficos e importantes en la historia de la industria. 

Pese al extraordinario apartado visual que el director Joseph Kosinski, propone en su producto, es una lástima la pobre y sencilla construcción narrativa con la que la cinta se cimienta. Los responsables: Ehren Kruger, Eric Singer y Christopher McQuarrie, abusan de las conveniencias para que la trama avance, así como el truco de los clásicos Deus ex machina para que las secuencias se resuelvan sin inconveniente, termina por testerear y manchar de gotitas una experiencia que pudo haber sido redonda y rayando en el hito. 

Otro punto que suma a las insuficiencias narrativas es el pobre desarrollo de personajes donde se incluye a los de Jon Hamm, Glen Powell, Jennifer Connelly, Ed Harris y los demás, quienes solo tienen apodos atractivos, pero poco delineado. Lo “nuevo” es lo que menos importa, pues el enfoque está en desarrollar y cerrar arcos del pasado, lo cual funciona a nivel emotivo, por ejemplo el lujo de tener de vuelta a Val Kilmer y ahondar más en los vestigios de la relación entre la triada de “Maverick”, “Goose” y Bradley Bradshaw (Miles Teller), el hijo resentido de este último. 

“Top Gun: Maverick” resistió los embates de la pandemia para finalmente llegar a la pantalla grande. Junto a la saga de “Misión imposible”, es una de las grandes muestras del lugar de Tom Cruise en la historia del cine como uno de los más feroces exponentes de la acción y la adrenalina en pantalla. Un espectáculo visual que no habría por qué perderse. 

“Top Gun: Maverick” ya está disponible en cines.