Una joven abandona su hogar para mudarse a Tokyo y perseguir su sueño de ser bailarina profesional. El cineasta canadiense Philippe McKie toma esta sencilla premisa de coming-of-age y la convierte en una asombrosa explosión audiovisual y una exploración por la subcultura del baile en Japón. Esto es “Dreams on Fire”, un filme que atrapa y nutre tus sentidos.
Por supuesto, Yume (Bambi Naka) no tiene las cosas fáciles. Tras desafiar a su familia, se muda a un diminuto cuarto y, para financiar sus clases de baile, trabaja como hostess en un desagradable bar nocturno. Esta faceta del filme es crucial, pues provee una inyección de empatía hacia la protagonista y provee una ligera inmersión a la cultura sexista en Japón; las escenas en donde Yume debe interactuar con clientes, quienes intentan tocarla y emborracharla, generan incomodidad y una atmósfera de desconfianza.
Pronto aparece un elemento que se vuelve constante a lo largo de “Dreams on Fire”. En medio de la desesperanza ocasionada por hombres, aparece una luz. Yume se hace amiga de otra hostess llamada Sakura (Okuda Saki), quien no duda en orientarla y darle dinero para poder financiar sus clases. Con el aprendizaje, llegan encuentros y amistades que le permiten a Yume construir una red de contactos, mostrar sus talentos como bailarina y obtener mejores oportunidades laborales.
La hermandad es un elemento prominente y esperanzador en “Dreams on Fire”. Por cada hombre que ve a Yume como un objeto o herramienta, encontramos a una mujer dispuesta a ayudarla. Sakura le enseña cómo protegerse de clientes desagradables, su estudiante (Rinomaru) le aplaude y motiva a seguir soñando y ChoCho (Medusa Lee) se convierte en su inseparable compañera en un momento crucial de su carrera. Cada mujer representa aire para Yuma y una ventana para crecer. Hay numerosos obstáculos y decepciones, pero la amistad y hermandad siempre están ahí para sacar a Yume a flote.
El viaje de la protagonista es uno que ya hemos visto: la joven soñadora debe comenzar desde abajo y aprovechar cada oportunidad que se le presente. Pero la presentación distingue a “Dreams on Fire” de otros productos. Con ayuda de la fotografía íntima de James Latimer, Philippe McKie nos lleva por un tour underground de Japón poblado por artistas y locaciones reales que le permiten a Yume comprender el arte del baile a través de distintos lentes.
Desde heavy metal hasta tradicional irlandesa, escuchamos música de todo tipo, con especial énfasis en la electrónica, misma que es representada por vanguardistas de la escena japonesa como S.P.Y., IC3PEAK y Shogun Audio. Asimismo, visitamos el icónico club WOMB en Shibuya y visualizamos coreografías elaboradas por algunas de las más importantes e influyentes figuras de Japón como MIWA, Genta Yamaguchi, Suzuyaka y Maiko Masai.
Y eso no es todo. McKie pobló su elenco y producción por artistas de alto calibre. En “Dreams on Fire” encontramos a la actriz porno Okuda Saki; a la diseñadora y modelo Medusa Lee; a la renombrada artista de bondage Hajime Kinoko; al trabajo de la legendaria diseñadora de moda fetichista KURAGE; a la modelo underground Hikari Ikeda; a las famosas bailarinas CyberJapan, a la idol Rinomaru de Akishibu Project; a Haruka Kurebayashi, YouTuber e ícono internacional de Harajuku Fashion; y a Akaji Maro, el intérprete de Butoh más famoso del planeta. Es una colección brutal de talento que permite darle autenticidad e inmersión a la película.
Y todo esto se une orgánicamente gracias a una magistral actuación revelación de Bambi Naka, famosa bailarina profesional y modelo quien deslumbra en toda faceta. Crea electricidad cuando baila, empatía cuando sufre y esperanza cuando lucha por sus sueños. Te obliga a desear su fortuna en el mundo del baile y a sentir felicidad en cada positivo que toma de su carrera. Naka mezcla alegría con determinación para absorberte a su historia. Es increíble pensar que esta es apenas su segunda actuación y su primer rol titular.
Entre las luces y el baile, McKie no desperdicia la oportunidad para hacer pequeñas críticas a la industria del espectáculo en Japón. A pesar de su talento, Yume es apartada por no tener un alto número de seguidores en redes sociales; escuchamos a una idol hablar con naturalidad sobre el inquietante trato a su persona; ChoCho hace un comentario sobre la preocupación por su visa; y las interacciones entre Yuma y su jefe en el bar de hostess nos deja ver el profundo control patriarcal que aquí se vive. A excepción de este último punto, McKie maneja los temas con sutileza, dejando fluir la historia y manteniendo el enfoque en la carrera de la protagonista. Su distractor principal es la facilidad con la que Yume obtiene oportunidad tras oportunidad; la naturaleza repetitiva de esto crea cierta inverosimilitud.
“Dreams on Fire” presenta la persecución de un sueño en un mundo realista. La historia de Yume funciona gracias a la intimidad y autenticidad con la que Philippe McKie rodea a su personaje. Es una película magnética con estética vibrante y poderosas actuaciones que además se da el lujo de presentar los problemas de la industria a la que retrata.
“Dreams on Fire” tuvo su estreno norteamericano en el Fantasia International Film Festival 2021.