Pese a que el sexo y el deseo son elementos muy naturales en la humanidad, hay todavía un miedo a mostrarlos en pantalla de forma honesta como recurso narrativo: “50 sombras de Grey” lo suaviza y la película trata las escenas sexuales como una pausa de la historia más que como un elemento de la misma; “Anna Karenina” de Joe Wright lo deja en lo sugerente y “Blonde” de Andrew Dominik lo usa a modo de explotación, esto por mencionar algunos ejemplos recientes. Es por ello que “El amante de Lady Chatterley”, de la directora Laure de Clermont-Tonnerre, es tan refrescante: su retrato de la sexualidad, pese a ser bastante explícito, logra capturar la belleza, conexión y placer que ésta conlleva.

Connie Reid (Emma Corrin) está casada con Clifford Chatterley (Matthew Duckett), un baronet dueño de muchas tierras, quien está paralizado de la cintura para abajo debido a una herida sufrida en la guerra. Ante este inconveniente, él le propone algo a su esposa: necesitan un heredero, entonces ella puede tener un amante (siempre y cuando él no sepa de quién se trata). Aunque ella se muestra reticente en un inicio, pronto siente atracción por Oliver Mellors (Jack O’Connell), uno de los empleados de su marido, lo cual la lleva a descubrir partes inesperadas de sí misma.

Esta película se distingue de otras de temática similar por su franco tratamiento de la sexualidad: no solo se muestra como algo empoderador para la protagonista, sino que lo retrata de forma muy honesta. Ninguna escena es igual a la otra, en todas los personajes revelan distintas facetas y se puede ver la progresión en su romance; mientras que en un inicio sucumben al deseo inesperado y el sexo es un acto casi mecánico, en el cual ni se ven a los ojos, más adelante experimentan con posiciones sexuales, y ambos llegan al orgasmo al mismo tiempo mientras se ven a los ojos con placer. La sociedad nos ha inculcado una idea de romance libre de sexo, pero es en realidad una parte importante de muchas relaciones románticas y “El amante de Lady Chatterley” lo retrata con franqueza y soltura.

Laure de Clermont-Tonnerre dirige este trabajo con mucha seguridad, siempre asegurándose de mostrar la pasión como algo positivo para el personaje. Pese a lo raro que es ver algo así de explícito en un drama de época tradicional, la directora nunca hace hincapié en ello, los personajes reaccionan al amorío sin dramatismo, sino como un aspecto más de la vida. La película desborda sensualidad gracias al trabajo en conjunto de Clermont-Tonnerre y sus protagonistas: Emma Corrin (“My Policeman”) y Jack O’Connell (“Unbroken”) tienen una química espectacular que es palpable desde la primera vez que sus miradas se cruzan.

El elenco secundario es igual de bueno, particularmente la fantástica Faye Marsay. La actriz de “Game of Thrones”, “La reina blanca” y “Black Mirror” tiene una muy breve aparición como la hermana de la heroína, pero es inolvidable y su fuerza de carácter es fundamental para mostrar cómo Connie siempre ha tenido quién la defienda en lugar de verse obligada a tomar decisiones propias. Se le unen Joely Richardson (Anita en “101 dálmatas”) como una tierna y curiosamente comprensiva enfermera, y Matthew Duckett como el egoísta Lord Chatterley.

Complementado con una hermosa banda sonora de Isabella Summers, “El amante de Lady Chatterley” es un bello y maduro drama de época cuyos temas sobre libertad y amor son tan relevantes ahora como hace casi un siglo, uno que invita a los espectadores a dejarse llevar sin culpa por su cautivador erotismo. Entre ésta y “Good Luck to You, Leo Grande” tienes la receta perfecta para un maratón de películas sobre lo hermoso y placentero de la sexualidad humana.

“El amante de Lady Chatterley” se encuentra disponible en Netflix.