Después de “Unorthodox”, la aclamada miniserie de Netflix, Maria Schrader nos presenta una película con una historia no tan alejada a la actualidad. “I’m Your Man” o “El hombre perfecto” trata sobre Alma (Maren Eggert), una científica de Berlín que trabaja con la escritura cuneiforme y, para completar su investigación, debe participar en un experimento sin precedentes: convivir tres semanas con Tom (Dan Stevens), un robot humanoide diseñado para hacerla feliz y ser su pareja ideal, una situación muy incómoda para la protagonista.
Poco a poco miro más cintas estrenadas en este año que incluyen una propuesta filosófica dentro de sus historias: la búsqueda del significado de la belleza en “X” de Ti West si nuestra existencia vale la pena aunque el universo no se detenga ante nuestros dolores en “Everything Everywhere All at Once” de los Daniels, y ahora llega Schrader con cuestionamientos sobre las formas de amar y anhelar durante la era posmoderna, en donde cada vez más las nuevas tecnologías se hacen parte de nuestras vidas. La historia de Alma y Tom no es la mirada fatalista que hemos estado acostumbrados a escuchar sobre el dominio y la dependencia de estas creaciones, más bien propone una oportunidad para aceptar lo mejor que nos puede dar una nueva compañía.
No solo es Alma quien debe acostumbrarse a los comportamientos de Tom, es viceversa, pues aunque el robot haya sido formado con “las mejores partes de la humanidad” (en palabras de la directora durante el Q&A que tuvo en el Festival Internacional de Cine de Toronto), él debe entender la lógica irónica del ser humano. Tom experimenta esto en varias instancias, como una escena en donde descubre los videos fail y no comprende por qué la tragedia de una persona le es chistosa a otra; como humanos somos meramente contradictorios, nuestra realidad se forma entre la cohabitación de lo que es correcto e incorrecto para nosotros, de querer seguir la lógica propiamente impuesta pero indudablemente sabemos se tornará opuesta según sea la situación en la que nos encontremos.
Por el lado de Alma, ella debe aceptar su anhelo romántico, uno oculto propio de cualquier persona poco abierta hacia las nuevas oportunidades que da la vida, pero debe tomarla con Tom por más incómoda o incorrecta que sea para ella. Tener el corazón roto —sea por el fin de una relación, una decepción personal o laboral— te obliga a encerrarte por el miedo a tener otro fracaso, pero también genera otro temor: la soledad, y eso es algo que Alma no puede admitir con facilidad. Es el tipo de persona enfocada en su vida misma y nada más, rechazando las futuras relaciones por la experiencia de las pasadas, y aunque lo niegue completamente, todo ser humano necesita y quiere ser amado.
La unión que tienen tanto los personajes como los actores es increíble. Eggert y Stevens perfeccionan su aborrencia y su encanto respectivamente; poco a poco crean su propia evolución con características de su contrario, formando una relación que, en un inicio, es vista como falsa por Alma, pero lentamente se torna de un color más vivo y alegre. Muchas veces la atmósfera que nos presenta Schrader es de ensueño, sea por los paisajes o la arquitectura en donde interactúan nuestros personajes, o la música que nos lleva valseando entre cada situación absurda o emotiva.
El amor es una afición que hemos visto incontables veces en nuestra vida y en el cine: se compone de altibajos en los cuales resaltamos frecuentemente todo aquel momento jubiloso que tenemos con nuestras parejas, y esta cinta lo demuestra con una nueva forma de cuestionar y aceptar el amor. “El hombre perfecto” es la representación del realismo mágico moderno, resalta la ironía de nuestros comportamientos y de la normatividad que a veces creemos es perfecta por la moral incuestionable que nos han educado. Tener a un robot como tu pareja suena como una idea descabellada, es una situación peculiar dentro de la historia del romance, pero creo que ayuda a darnos un indicio sobre nuestra naturaleza poco lógica pero esencialmente humana.
“El hombre perfecto” o “I’m Your Man” ya está disponible en cines mexicanos.