Una figura extraña cubierta por sábanas sale de un cuarto en una cabaña en sombras en medio del bosque: como un fantasma, el espectro de lo que alguna vez fue. Esa misteriosa entidad que parecería salida de otro planeta es en realidad un hombre, el protagonista de “Electric Malady”, el fascinante documental de Marie Lidén.

William es un chico que por más de 10 años ha sufrido electrosensibilidad: condición en la cual una persona desarrolla malestar ante las tecnologías inalámbricas y/o aparatos electrónicos. El caso de William se ha ido haciendo más severo con los años, al punto de que ahora vive encerrado en una cabaña rodeado de sábanas y otros materiales para protegerse y poder sobrevivir. A través de su relato y de la gente a su alrededor, poco a poco se nos revela cómo esta condición, ignorada o desestimada por muchas personas, incluso profesionales de la salud, no sólo ha afectado la salud de William, le ha quitado su vida.

La directora hábilmente se salta los datos médicos o el debate alrededor de esta enfermedad (hay quienes creen que se trata más de algo psicológico y todavía no existe un consenso en varios aspectos), para mostrar algo innegable: estas personas sufren, y eso es real. El resultado es una película única cuyo tono se asemeja al de un cuento, una historia en la cual lo cotidiano adquiere tintes extraordinarios y nos atrapa para entender y empatizar con el sufrimiento de un joven que un día lo perdió todo. 

Gran parte de por qué la historia es tan efectiva es el cuidado en su técnica. La fotografía de Michael Sherrington y la edición de David Arthur ayudan a mantener un ritmo melancólico y nostálgico, particularmente cuando se trata de hilar las situaciones actuales con el material de archivo grabado por William. Si bien la historia es muy interesante por sí misma, es en estos momentos de contraste cuando brilla con más intensidad.

La esperanza es uno de los temas recurrentes de la película: historia de superación y tragedia en partes iguales, este documental es una elegante reflexión sobre cuántas cosas damos por sentado y cuán fácil pueden perderse un día. Salir así sea un momento al exterior, sentir la lluvia, ver a alguien cara a cara, tener una relación, son todas cosas que William ya no puede hacer, cosas que ha perdido y que no sabe si recuperará. Pero aun con todo en contra, la esperanza sigue viva: en el espíritu incansable de su padre, en una carta de su hermana, en una visita del sacerdote, en un baile en medio de un espacio diminuto.

Marie Lidén, cuya madre padeció la misma enfermedad, dirige con mucho cariño y humanidad este trabajo. A través de una mirada curiosa pero jamás morbosa, nos adentra a un mundo desconocido que parece sacado de las peores pesadillas de la ciencia ficción: una especie de fábula de terror moderna. Puede que haya quienes aún tengan muchas dudas sobre la electrosensibilidad después de ver la película, pero ésta no se plantea responderlas: más bien nos invita a ponernos en el lugar del otro y, a la vez, abre puerta a una conversación importante de la que no se escucha mucho.

“Electric Malady” tuvo su premiere mundial en CPH:DOX 2022 en donde formó parte de la sección Nordic:Dox.