El periodismo es una profesión poco glamorosa, exigente y peligrosa pero también noble e inspiradora que cuando se realiza desde un lugar de responsabilidad y honestidad pura tiene el poder para crear un verdadero cambio en el mundo. “Ella dijo” (o “She Said”), dirigida por Maria Schrader, relata uno de estos titánicos logros del periodismo: el proceso de investigación de Megan Twohey y Jodi Kantor para la publicación del artículo “Harvey Weinstein Paid Off Sexual Harassment Accusers for Decades” en 2017 que expuso los numerosos y monstruosos crímenes que el violador Weinstein (ahora convicto y encarcelado) perpetró a lo largo de décadas en Hollywood. Fue un momento clave que impulsó el movimiento #MeToo en la industria.
La primera excelente decisión del filme es comenzar con la investigación de Twohey alrededor de la conducta sexual de Donald Trump previo a las elecciones presidenciales de 2016, pues a partir de este punto se crea una pregunta dolorosa que perdura a lo largo de casi toda la película: ¿De qué sirve alzar la voz en contra de depredadores sexuales si nada cambia y las figuras con poder igual se quedan en el poder, o incluso se convierten, literalmente, en presidentes?
A partir de este punto, la película avanza unos meses para hacer exactamente lo que esperas de ella: Jodi Kantor (Zoe Kazan) y Megan Twohey (Carey Mulligan) luchan por obtener todas las piezas necesarias para sacar adelante su investigación y así derribar al nefasto magnate. Indagan, llaman, buscan nombres y eventos, rastrean víctimas, las entrevistan e intentan convencerlas de hablar públicamente, siempre de una manera sensata y respetuosa. También las vemos intentar balancear su vida familiar, un elemento sutil que ayuda a crear empatía y que convierte a las hijas de las protagonistas en su combustible personal para crear un mundo más justo.
Las dos actuaciones protagónicas hacen funcionar a “Ella dijo” a toda máquina porque nunca caen en hipérboles o sensacionalismo. Tanto Zoe Kazan (“The Big Sick”) como Carey Mulligan (“Promising Young Woman”) plasman con realismo las exigencias del trabajo y las cargas emocionales que conlleva: la frustración, la empatía por las víctimas y la determinación por cumplir el objetivo. Y dado que las personalidades de las dos periodistas son distintas, las actuaciones cambian de matices. Jodi Cantor es sensible y su personaje es crucial en momentos delicados; Kazan sobresale en la tarea y exhibe la vulnerabilidad y calidez necesarias para comunicar el peso de los acontecimientos clave: a ella le toca reaccionar a las historias de abuso o a una llamada que cambia la investigación por completo. Del otro lado, Megan es la más experimentada y Mulligan la interpreta con la dosis exacta de frialdad y confianza.
Además de mostrar la dedicación y profesionalismo periodístico de sus protagonistas, el guion de Rebecca Lenkiewicz, que compacta efectivamente una enorme cantidad de datos y hechos en poco más de dos horas de metraje, se dedica a explorar las maquinaciones que sistemas de poder utilizan para silenciar a las víctimas: “¿Es extraoficial?” es una pregunta que se repite constantemente a lo largo del filme. Potencializado por la efectiva introducción ya mencionada, el miedo es un sentimiento que perdura en la atmósfera narrativa de “Ella dijo”: todas las víctimas están aterradas de hablar, de revivir su trauma, de sufrir la ira de un poderoso hombre; el sistema, sus colegas y los medios de comunicación ya las ignoraron, ¿por qué habría de ser diferente en esta ocasión?.
Este sentimiento es exacerbado a partir de decisiones de dirección, como la reproducción del audio real de Ambra Battilana Gutierrez siendo acosada por Weinstein en un hotel (mientras la cámara lentamente se desplaza por pasillos vacíos) y de excelentes actuaciones de las actrices interpretando a las víctimas: Ashley Judd (interpretándose a sí misma), Jennifer Ehle y Samantha Morton en particular hacen un trabajo sobresaliente comunicando el profundo trauma que provocó su encuentro con Weinstein así como el pavor de hablar públicamente. Al igual que en “The Whale”, Morton utiliza su poco tiempo en pantalla (menos de 10 minutos) para dejar una marca indeleble en el resto de la película.
Maria Schrader (“El hombre perfecto”) hila con soltura la investigación y carga emocional para crear un producto cautivador y sensible con algunos chispazos de creatividad, como flashbacks o elementos documentales, que le ayudan a refrescar su convencional estructura. La fotografía de Natasha Braier es íntima en los momentos delicados pero dinámica cuando se necesita darle impacto a acciones mundanas, mientras que el siempre confiable Nicholas Britell entrega un gran score original que parte de la sutileza para emocionar o comunicar trauma interno.
Los fallos de “Ella dijo” son consecuencia del guion. Si bien Lenkiewicz sabe cómo ir al grano para hacer fluir la historia, su trabajo también se siente mecánico y plástico en más de una ocasión; algunas líneas caen en obviedades y clichés hollywoodenses que provocan tropiezos en el desempeño actoral. Como resultado, la película no tiene la misma fuerza que otras del género como “Spotlight” y “All the President’s Men”.
“Ella dijo” es una película inspiradora que nos recuerda el poder del periodismo y celebra a las heroínas, reporteras y víctimas que alzaron la voz, detrás de una historia crucial en la cultura moderna. Sin embargo, es importante no tomar esta película como una celebración total. El propio hecho de que el recientemente acusado Brad Pitt, quien tiene el mismo equipo de PR que Johnny Depp, sea el productor ejecutivo de este y otros proyectos feministas y progresistas (algo que no es casualidad) es casi como una traición a la esencia del filme y un recordatorio de que Weinstein era parte de una podredumbre gigantesca que todavía tiene sus tentáculos patriarcales en la industria y el mundo.
“Ella dijo” o “She Said” formó parte de la sección HerSTORY en el Festival Internacional de Cine de Los Cabos 2022.