Las historias basadas en hechos reales y sobre todo donde el punto central es la supervivencia humana siempre son atractivas porque, la mayoría de ellas, irradian positividad y uno que otro ánimo inspiracional para el consumidor. “Espíritu libre” es de esas películas con encanto familiar, pero con exceso de cursilería narrativa y con una puesta en cámara aburrida.

La historia está basada en la aventura real de Jessica Watson (Teagan Croft), quien con solo 16 años decidió convertirse en la persona más joven en navegar sola alrededor del mundo. Su arduo trabajo y entrega le valió la Medalla de la Orden de Australia y el reconocimiento de miles de personas con alma aventurera igual que ella. 

No hay duda que la directora Sarah Spillane cumple con su objetivo: inspirar a los espectadores por medio de una historia inofensiva y tierna sobre el hambre de triunfar en un entorno adverso como la navegación de un punto a otro durante más de 200 días. El objetivo también se cumple con creces gracias a la sencillez y la total convencionalidad de su narrativa, construida con personajes llenos de corazón, confianza y dispuestos a colaborar en pro de los intereses de la protagonista. El color rosa reina en casi todos los apartados de la película.

Teagan Croft interpreta a una joven entusiasta, que logra controlar sus miedos para cumplir su meta. El espectador es capaz de sentir la energía que irradia la protagonista, además de empatizar con sus padres;  Anna Paquin y Josh Lawson encarnan a dichas figuras, que si bien no son ni de cerca sus mejores actuaciones, transmiten efectivamente la preocupación por no saber nada de su hija durante mucho tiempo a sabiendas de la acción que realiza, y pese a la condescendencia de ellos al dejarla vivir esa aventura.

En cuanto al apartado técnico, por momentos es notorio la falta de un adecuado terminado visual, en especial en las escenas que involucran los acalorados enfrentamientos con el clima. Aunque por otro lado, es visible el buen ojo fotográfico de Danny Ruhlmann (“Mesías”), pues así como genera claustrofobia en tomas dentro del bote de Jessica, brinda respiros relajantes en los planos generales llenos de energía y luz. 

“Espíritu libre” reboza de buena vibra y colores brillantes, así como extremas dosis de cursilería, pero sin nunca dejar de entretener y contar un relato emocionante para el público con ganas de inspirarse y tal vez, ponerse sentimental por una hora con 49 minutos. 

“Espíritu libre” ya está disponible en Netflix