Tuvieron que pasar 11 años para que llegara “Gato con Botas: El último deseo” dirigida por Joel Crawford y Januel Mercado, la secuela de “Gato con Botas” y spin-off de la saga de Shrek. Si bien la primera entrega no tuvo el recibimiento aceptado por las altas expectativas derivadas del material original, esta nueva propuesta actúa como su protagonista: no teme arriesgarse en su último intento por redireccionar su vida y en este caso, la franquicia.

El Gato con Botas (Antonio Banderas en inglés y español latino) está en las últimas, pues de las nueve vidas que tenía, solo le quedan ocho. El tiempo le ha pasado la factura de vivir sus vidas como si fuera inmortal, eso sí, siempre con buenas anécdotas qué contar, sin embargo, debe replantearse cómo quiere que sea su última vida. Decaído y melancólico, El Gato deambula en anonimato hasta que se entera que es posible pedir un deseo que le otorgue más vidas, pero no cuenta con la reaparición de Kitty Patitas Suaves (Salma Hayek en inglés y Verónica López Treviño en español latino) para complicar las cosas.

Posiblemente la idea del regreso de El Gato con Botas a la pantalla grande no era cautivadora, pero el resultado es prometedor por dos razones: el futuro inminente de la saga y el espectacular estilo de animación que funciona a la perfección para el concepto mágico del universo de El Gato. La animación continúa en el ostentoso camino de la innovación, pues mezcla la tercera dimensión con el estilo comiquero hecho a menos cuadros por segundo, parecido al trabajo hecho en “Spider-Man: Un nuevo universo”, lo cual provoca un frenetismo imparable en las escenas donde la acción es el foco principal. 

El tipo de humor, elegante e inteligente (a veces en doble sentido), siempre ha sido la carta fuerte de DreamWorks, sobre todo para la franquicia del ogro verde, y aquí hay a granel ese humor pícaro y atrevido, que se dirige con eficacia y tino tanto a los infantes como a los adultos. Es increíble cómo los creativos continúan metiendo en sus productos a personajes patiños y sorprendentemente aún son funcionales por el delineado que tienen no solo en sus diseños sino en la comunión con la narrativa y los personajes a los que apoyan; Perrito (Harvey Guillén en inglés y en español latino) es un ejemplo de ello. 

La trama propuesta por los guionistas Paul Fisher y Tommy Swerdlow es el viaje del héroe en su máximo esplendor: el personaje principal está involucrado en una aventura, donde al parecer no es apto para lograr el objetivo principal, pero en el camino va redescurbriéndose a sí mismo hasta concluir su arco de transformación. Lo más interesante recae en los discursos sobre la vida y cómo la aprovechamos (o desaprovechamos) e inclusive el inminente miedo a la muerte, que son explorados atractivamente a través de metáforas y personificaciones.

“Gato con Botas: El último deseo” es una invaluable experiencia visual acompañada de discursos emotivos y estruendosos personajes. Aunque seguramente no mucha gente la pidió, es sin duda un extraordinario seguimiento al universo del personaje gatuno y un interesante (así como emocionante) puente hacia el futuro. 

“Gato con Botas: El último deseo” ya está disponible en cines.