Un vasto paisaje rojo se extiende ante nosotros. Se trata de Marte, y en medio de este desierto hay un pequeño robot explorador que avanza a paso lento pero firme y que observa con curiosidad una gran tormenta de arena que se aproxima. Su nombre es Opportunity, apodado Oppy, y es el protagonista del nuevo documental del director Ryan White, “Good Night Oppy” (o “Buenas noches, Oppy”): un interesante aunque a ratos manipulador viaje al espacio.
Aunque la escena inicial antes descrita da la impresión de que acompañaremos a Oppy en un inmersivo viaje a través del espacio, el documental inmediatamente cambia de tono para contarnos la historia de cómo él y su hermano Spirit fueron creados para explorar la geología de Marte y descubrir si alguna vez hubo agua en dicho planeta. Se usan entrevistas con todos los involucrados, material de archivo de todo el proceso y una bitácora de las exploraciones narrada por Angela Basset (“Pantera Negra: Wakanda por siempre”).
Es justo este exceso de elementos donde la película falla: la pasión de los científicos e ingenieros es contagiosa, los robots son adorables y las tomas de efectos especiales que recrean su recorrido por Marte son impresionantes, pero parece que White y su equipo temen perder a la audiencia y no conmoverla lo suficiente. Es así que tenemos una escena en la cual una persona menciona cómo la gente puede conectar emocionalmente con un robot; acto seguido, vemos a Spirit pasando terribles dificultades. Como si la conexión no hubiera sido lo suficientemente obvia, una música triste y desoladora empieza a sonar, casi casi pidiendo que llores.
Aunque este documental a veces intenta demasiado ser un crowdpleaser al estilo de “Mi maestro el pulpo”, lo cierto es que abusa un poco del sentimentalismo; sin embargo, aún así tiene varias virtudes: conmueve en muchas partes, es altamente entretenido y sus efectos especiales son espectaculares. Estos últimos son posiblemente su mayor atractivo, una gran manera de usar la tecnología digital en el cine de no ficción para recrear lugares a los cuales una cámara no podría acceder. Varios de sus planos animados son tan realistas que uno se pregunta cómo lo grabaron, hasta que recuerda que se trata de animación.
También es una pieza imperdible para cualquier amante del espacio: los procesos de creación así como los propósitos de la misión son detallados de forma digerible e interesante. Parte de lo que hace a uno enamorarse de Oppy es ver la dedicación del equipo detrás de su nacimiento. El guion también hace un buen trabajo en hilar acontecimientos importantes de la vida de los involucrados con momentos clave de la travesía de los robots, lo cual resulta en escenas de genuina ternura.
¿Merecía “Buenas noches, Oppy” su victoria de Mejor Documental en los Critics’ Choice Documentary Awards 2022? Definitivamente no, sobre todo teniendo a películas como “Fire of Love”, “Cow” y “The Territory” el mismo año, pero es innegable que es un trabajo hecho con cariño y muy accesible para las audiencias, muchas de las cuales tal vez descubran en él una nueva pasión por las estrellas.
“Good Night Oppy” o “Buenas noches, Oppy” ya se encuentra disponible en Prime Video.