La Nueva Ola de Cine Rumano sigue dando frutos, ahora de mano de Monica Stan y George Chiper-Lillemark, quienes exploran el mundo de la adicción en “Immaculate”, un duro, incómodo e inteligente drama que ganó el Premio Luigi de Laurentiis (Mejor Ópera Prima) en el Festival de Venecia 2021.
Daria (Ana Dumitraşcu) es una joven de 18 años adicta a la heroína que, enviada por su madre, se interna en una clínica de rehabilitación. Rápidamente Daria se convierte en la fijación de los demás pacientes, casi todos hombres, quienes la rodean, chantajean y engañan; ella es vista como un objeto inmaculado. La inocente y tímida Daria debe navegar por este mundo nuevo y hostil al tiempo que sueña con volver a ver a su novio, quien fue el causante de su adicción y ahora se encuentra tras las rejas.
A diferencia de tantas películas sobre adicción, “Immaculate” nunca utiliza el melodrama para abordar el tema ni ofrece una narrativa inspiradora de superación, sino que juega con elementos de thriller para plasmar el complejísimo y brutal proceso psicológico que representa el camino rumbo a la rehabilitación. También fungiendo como cinefotógrafo, Chiper-Lillemark utiliza un formato claustrofóbico de 4:3 y abundantes tomas que parecen estar transgrediendo a su protagonista, tomas que duran unos segundos más para exacerbar la incomodidad y así representar esa sensación de que el proceso de rehabilitación es eterno.
La película gira en torno a la excelente actuación de Ana Dumitraşcu como una joven luchando por escapar de un grotesco laberinto de relaciones manipuladoras que adquieren tintes agresivos y transgresores, a veces en cuestión de segundos; es una herramienta poderosa para representar la volatilidad de la adicción y cómo el camino a la recuperación puede caer en un abrir y cerrar de ojos.
“Immaculate” ganó el Premio Luigi de Laurentiis a Mejor Película Debut en el Festival de Cine de Venecia 2021 y es la selección de Rumania para el Oscar de Mejor Película Internacional 2023.