Llamar visceral a “La masacre de Texas” de 1974 no es nada exagerado: este clásico del slasher, con su frenético ritmo y un asesino inolvidable, se convirtió en un éxito que inspiró múltiples secuelas y reboots, ninguno de los cuales logró realmente superarlo. “La masacre de Texas” de 2022, de David Blue Garcia, no es la excepción: nos demuestra que más vísceras y presupuesto no necesariamente producen un mejor resultado.

Al estilo de “Halloween” de 2008, esta película es una secuela directa de la original: varios años después de las matanzas de Leatherface, un grupo de jóvenes van al pueblo de Harlow, en Texas, donde han adquirido gran parte de las propiedades para venderlas y revivir el lugar (o, como dice un hombre de la comunidad, gentrificarlo). Sin embargo, su idea millonaria se ve opacada por el regreso de Leatherface, quien no descansará hasta eliminar a cada uno de estos invitados no deseados.

De manera similar a lo que hizo la ya mencionada “Halloween” y la más reciente “Scream”, además del título esta película trae de regreso a Sally (esta vez interpretada por Olwen Fouéré en lugar de la ya fallecida Marilyn Burns), la única sobreviviente de la primera entrega, pero lo hace de manera tan burda y poco conectada con la casi inexistente trama, que para el momento en el cual llega a Harlow uno no puede evitar preguntarse: ¿cuál es el punto?

El caso de Sally es un buen ejemplo de la película como un todo: tiene varias ideas interesantes, pero su ejecución deja mucho que desear. Si bien tiene algunos homenajes a varias (y mejores) películas de terror y un estilo llamativo que la distingue de otras entregas recientes del género (la decepcionante “Verdad o reto”, por ejemplo), esto no es suficiente para sostener la absoluta falta de tensión. 

Uno de los grandes logros de la película original era dejar en uno la sensación de haber visto algo extremadamente violento y sádico, pero en realidad no mostrar mucho: gran parte de la violencia quedaba a la imaginación del espectador, cuya mente llenaba los vacíos con las peores imágenes posibles. Esta película toma el camino contrario y sube la sangre a nivel cien, pero con muertes tan ridículas y exageradas que terminan por dar risa: uno espera con  ansias cuál va a ser la siguiente locura de Leatherface.

“Halloween Kills” y “Malignant” el año pasado también se fueron a lo extremo, pero nos hacían querer a sus personajes y preocuparnos por ellos: eran ridículas, sí, y muy sangrientas, pero uno estaba intrigado por ellas, tenían ingenio, humor y varias sorpresas. Nadie nos importa realmente en “La masacre de Texas”, los personajes caen como moscas sin que uno se inmute o se lamente; la verdad Leatherface podría acabar con cada una de las personas y nada habría cambiado.

Al menos algo de lo que no se puede acusar a esta película es de ser aburrida: tiene esa curiosa cualidad en la cual todo es tan terrible que termina siendo muy divertido. Como secuela de un clásico es un desastre, como ejemplo de un slasher parece más una parodia del mismo, pero como una excusa para reírte y pasar un buen rato frente a la pantalla es una buena pieza de entretenimiento.

“La masacre de Texas” (2022) ya se encuentra disponible en Netflix.