Explicar Los ordinarios de Sophie Linnenbaum puede ser un poco complicado, pues es una película sumamente creativa, a veces demasiado, que tiene que verse para comprender su magia. Esta metaficción que combina ciencia ficción, musical, cine noir, comedia y drama cautiva y mantiene los engranes del cerebro en constante funcionamiento debido a su peculiar entramado.
La historia se desarrolla en un mundo paralelo cinematográfico en donde la población está dividida en Personajes Principales y Personajes Secundarios. Aquí seguimos a Paula Feinmann (Fine Sendel), una adolescente que entrena para expresar mejor sus emociones y así convertirse en un Personaje Principal al igual que su padre fallecido. Todos los días recibe motivación de su madre Elise (Jule Böwe), quien al ser solo un Personaje Secundario, tiene líneas limitadas y por lo tanto no sabe cómo comunicarse de la mejor manera.
Para mejorar su desempeño en la academia de actuación, Paula decide buscar información sobre su misterioso padre, pero al no encontrar nada, recurre a la ayuda de los Outtakes (escenas eliminadas), una clase discriminada y oprimida por el Instituto, organismo que controla la trama de este mundo. Estos Outtakes, que incluyen a un error de casting llamado Hilde (Henning Peker) y un vendedor de sonidos embotellados llamado Simon (Noah Tinwa), le abren los ojos a Paula sobre distintas cuestiones sociales y la guían en su misión de autodescubrimiento.
Sophie Linnenbaum y su coguionista Michael Fetter Nathansky juegan con diversos géneros, inspiraciones, clichés y conceptos cinematográficos para crear algo único. Personajes Principales rompen en canto como un musical clásico, algunos personajes comienzan a desaparecer porque no han sido “digitalizados” y otros tienen la boca pixelada a manera de censura. Por momentos la construcción del mundo recuerda a películas de Pixar como Inside Out o la reciente Elemental debido al cuidado al detalle y dedicación que existe para sumergir a la audiencia en su universo fantasioso.
La utilización de la forma para moldear este mundo es genial. Además de ciertos elementos obvios, como la paleta de colores que exhibe a todo color el ambiente de los Personajes Principales en contraste con los grisáceos tonos que inundan los barrios de los Outtakes, Linnenbaum experimenta con la edición y el diseño sonoro para desarrollar a sus personajes o avanzar la historia de maneras muy creativas; una escena de rebeldía en las calles o el personaje de Simon, cuya existencia es afectada por cortes aleatorios de edición, son ejemplos de la tremenda creatividad en despliegue.
Todas estas ideas extravagantes son utilizadas para hablar sobre segregación y disparidades sociales. Este desarrollo se topa con diversos hoyos y carece de originalidad, pero la dirección de Linnenbaum conecta todos los puntos de manera satisfactoria. Asimismo, el viaje de autodescubrimiento de Paula funciona como un parteaguas para reflexionar sobre la capacidad que todos tenemos para crear nuestra propia música pero también lo complicado que puede ser cuando la sociedad por default le pone más atención a las personas “especiales” que nadan en privilegios y riquezas, muchas veces heredadas.
Desde su título Los ordinarios juega con contrastes y preconcepciones. Es una película absurda, fascinante y divertida que amerita más de un visionado debido a su caótica naturaleza, misma que en más de una ocasión prueba ser el obstáculo a vencer. Su mensaje social es sencillo y dista de ser innovador, pero la dirección con la que es entregado es impresionante. Considerando que este es apenas el largometraje de graduación de Linnenbaum, es claro que su carrera distará de ser simplemente ordinaria.
“Los ordinarios” formó parte de la 22 Semana de Cine Alemán. Aquí puedes encontrar detalles sobre sus próxima proyecciones.
Fuente de imagen de portada: theordinaries-film.com