El duelo, el apego, las emociones, las crisis existenciales. Pixar ha tocado muchos temas importantes en su vasta y celebrada filmografía, y en su nueva cinta, “Luca”, finalmente intentan abordar con mayor profundidad cuestiones de identidad y tolerancia. 

Luca (voz de Jacob Tremblay) lleva una vida aburrida bajo el mar. Es un monstruo marino y tiene explícitamente prohibido acercarse a la superficie, hogar de los peligrosos humanos. Un día, Luca conoce a Alberto (voz de Jack Dylan Grazer), un joven de su misma edad y condición marina quien le empuja a salir del mar. Para su sorpresa, fuera del agua, estos monstruos marinos adquieren apariencia humana.

Tras forjar una fuerte amistad, Luca y Alberto deciden visitar el pueblo más cercano para intentar adquirir una vespa y así poder viajar libres por el mundo. Aquí se hacen amigos de Giulia (voz de Emma Berman), una vibrante niña que sueña con vencer al bully local Ercole (voz de Saverio Raimondo) en la tradicional carrera del pueblo, la Copa Portorosso. De esta manera, Luca y Alberto pasan un encantador verano entrenando, aprendiendo sobre las estrellas y comiendo pasta, pero siempre bajo el peligro inminente de que su identidad de monstruos marinos sea descubierta por los habitantes del poblado.

Enrico Casarosa trabajó en películas como “Ice Age”, “Cars”, “Up” y “Coco”, y obtuvo una nominación al Oscar en 2012 por su cortometraje “La Luna”. “Luca” representa su primera aventura como director de largometraje y probablemente no sea su última. Casarosa entrega un trabajo vibrante en donde puedes sentir la brisa de la riviera italiana y gozar de las cualidades clásicas de una película de Pixar, como lo son la música (a cargo de Dan Romer), el humor para toda la familia y una exquisita animación. Pero el valor agregado radica en su sobrio manejo de tópicos que tal vez sean demasiado sensibles para la capitalista y muy segura Disney.

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“Luca” | Cortesía de Disney

“Luca” es una metáfora sencilla sobre la homofobia en donde dos jóvenes viven en constante miedo de persecución. Claro, la historia reemplaza la palabra “gay” por “monstruo marino”. Están en un pueblo pesquero tradicionalista y prejuicioso cuyo odio está principalmente centralizado en la figura de Ercole, el villano del filme y representación de todas esas personas intolerantes, abusivas y ruidosas que lamentablemente existen por doquier; seres cuyo objetivo es manipular a todes a su alrededor para esparcir odio hacia cualquier persona considerada “distinta”. 

Luca y Alberto deben aprender a luchar contra el miedo y ganarse el corazón del pueblo sin sucumbir ante las actitudes de Ercole; y para ello, siempre cuentan con su amistad mutua, y el apoyo de la carismática y amorosa Giulia. El enfoque es hacia la comunidad LGBTQ+, pero la temática sobre aceptación aplica para cualquier ser humano en búsqueda de identidad que se haya visto alienado por una sociedad cerrada. Sin importar género, encontrarás algo valioso en el mensaje de “Luca”.

Aunque la animación está en 3D, las texturas y figuras tienen una cualidad tradicional, casi de acuarela, que recuerdan a una estética 2D. Las escenas de transformación son visual y técnicamente impresionantes; para lograr estas animaciones, el equipo  tomó inspiración de pulpos y camaleones, creó rigs separados — uno para el humano y otro para el monstruo marino —, y utilizó una mezcla de complicadas simulaciones y dibujo a mano.

Esta es la oferta más infantil de Pixar desde “Coco”, es poco sutil y no llega a los altos niveles emotivos de otras cintas. Sin embargo, el humor funciona, la música atrapa y  los personajes son memorables (mención especial para Massimo, padre de Giulia, y su gato Machiavelli).

“Luca” es una alegría audiovisual para todas las edades cuya historia de transformación física y metafórica transmite con efectividad un gran mensaje de aceptación e inclusividad. Gelatto y pasta son el menú sugerido para disfrutar de ella.

“Luca” estará disponible en Disney+ a partir del 18 de junio.