Una pelota de tenis recorre solitaria los cuartos y pasillos de una agradable casa iluminada solamente por los rayos del sol que entran a través de la ventana. La vemos dando tumbos y trompicones al golpear diversos objetos en su camino: lámparas, sillas, mesas, jarrones y paredes. En su interior, a ciegas, viaja Marcel, un caracol de mar con zapatos cuya voz en off rompe con el sonido ambiente cuando se presenta ante nosotros. Así comienza “Marcel The Shell With Shoes On” (o “Marcel, el caracol con zapatos”), largometraje mezcla de animación en stop-motion, documental y acción viva del director Dean Fleischer-Camp.

En “Marcel The Shell With Shoes On”, Dean (interpretado por el mismo director de la cinta), un joven cineasta recientemente divorciado, descubre en el Airbnb que está alquilando a dos pequeños caracoles con zapatos: Marcel (voz de Jenny Slate) y su abuelita Nana Connie (Isabella Rossellini). Tras sus primeros encuentros con los singulares habitantes de la casa decide documentar su minúscula existencia, su estilo de vida, costumbres y la trágica historia detrás de su precaria situación actual.

Marcel es un personaje que fue concebido originalmente para una serie de cortometrajes de  Dean Fleischer-Camp y Jenny Slate publicados en YouTube de 2010 a 2014, sin embargo, debido a su popularidad, tanto el realizador como la actriz buscaron la forma de expandir la historia de su adorable personaje a un largometraje. El resultado es una entrañable cinta cuya historia se desarrolla a través de un falso documental en donde se nos habla de la soledad, la pérdida y,  sobre todo, del cambio y cómo este puede ser positivo o negativo.

Marcel vive su apacible vida junto a Nana Connie, resolviendo de formas ingeniosas grandes problemáticas para su tamaño de una pulgada y disfrutando cada momento de la mejor forma posible, sin embargo, constantemente encontramos al personaje solo, mirando a las ventanas, esperando algo. Sabemos que Dean está ahí, escuchamos su voz y preguntas constantes al pequeño caracol, pero, de alguna manera, los espectadores sentimos a Marcel aislado de su entorno. Conforme avanza el metraje vamos entendiendo este y más comportamientos de nuestro protagonista.

Marcel y Dean se nos presentan como personajes estancados en un momento de sus vidas bastante particular. Ambos se encuentran y comienzan a interactuar para tratar de sobrellevar sus situaciones personales y olvidarlas por unos momentos, pero, al final del día siempre deben regresar a estar con ellos mismos y enfrentar su mayor miedo: el cambio. Los cambios son aterradores y representan un salto al vacío y a lo desconocido. 

Esta tridimensionalidad de los personajes también aplica para Nana Connie pues ella es una especie de guía para los otros dos: siempre los está alentando a intentar cosas nuevas, a seguir adelante y abrazar lo que venga, sin importar el resultado. El guion (escrito por el director, Jenny Slate, Elisabeth Holm y Nick Paley) saca a Marcel de su zona de confort constantemente: nos muestra primero situaciones cotidianas y divertidas antes de comenzar a golpearnos con momentos abrumadores, tristes y también aterradores, pero siempre buscando expandir el mundo alrededor del personaje y hacerlo crecer a través de todas estas experiencias.

Además, Dean Fleischer-Camp utiliza la creciente fama de su protagonista, que surge a través de la viralización de pequeños videos sobre su vida en YouTube, para darle mayor profundidad a los conflictos de los personajes y aterrizar una crítica a las redes sociales y los creadores de contenido cuya única meta es seguir haciéndose de seguidores a costa del dolor ajeno o de invadir las vidas de los demás.

En cuanto a los apartados técnicos se destaca la fotografía de Bianca Cline, que nos permite primero tener la perspectiva de Marcel frente a la casa antes de darnos la comparación real de tamaños; los rayos del sol a través de las muchas ventanas de la casa le proporcionan a la película una paleta de colores cálidos, creando así una sensación de cercanía y confort al hogar (y a la vida) de los caracoles. Asimismo, el diseño de producción a cargo de Liz Toonkel, combina los objetos más incompatibles de forma creativa para hacer realidad el mundo de Marcel y su estilo de vida tan particular (el jardín y el huerto de Nana Connie son de los sets más hermosos del año).

“Marcel The Shell With Shoes On” es una película encantadora, llena de momentos memorables y personajes complejos, adorables e interesantes. Puede llegar a sacarle sonrisas a los espectadores al ver el ingenio de Marcel para realizar su rutina diaria o la creatividad del mundo en el que vive; todo el apartado visual y técnico es la punta del iceberg que contiene una historia profunda y dolorosa sobre la vida y cómo esta no es estática, está en constante movimiento y las cosas cambian todo el tiempo, sin embargo estos cambios no son necesariamente malos, muchos son bellos, casi tanto como el sonido del viento a través de un caracol.

“Marcel The Shell With Shoes On” o “Marcel the Shell With Shoes On es distribuida en Estados Unidos y Canadá por A24. Cobertura cortesía de The Animation Showcase.