El cine brasileño está que arde. Debutando en la Director’s Fortnight de Cannes 2021, “Medusa” de Anita Rocha da Silveira se une a la extraordinaria lista de recientes películas que denuncian la situación en Brasil a través de un discurso atrevido y atinado. Rocha da Silveira lo logra creando una experiencia inédita y sensorial que estudia la ola de fanatismo religioso en el país. Nunca has visto algo como “Medusa”.

Mariana (Mari Oliveira) pertenece a un grupo de jóvenes cristianas que por las noches ocultan sus rostros con máscaras para cazar y atacar a mujeres pecadoras; su objetivo es encaminarlas a una vida recta que siga las enseñanzas de Cristo. Durante el día, predican la palabra en la Iglesia a través de peculiares coreografías de covers cristianos de éxitos pop. Son las chicas populares de la comunidad.

Una noche, Mariana sufre un accidente facial y es despedida de su trabajo en una clínica de cirugía plástica. Como la figura mitológica que inspira el título de esta película, Mariana queda marcada y la sociedad la castiga por ello; le dan la espalda y sus esperanzas de casarse con un buen hombre cristiano — meta que las mujeres de la comunidad persiguen — se reducen drásticamente. Este es el primero de una cadena de sucesos que obligan a Mariana a despertar para cuestionar su fe y soltar toda la ira reprimida por su entorno.

El filme cuenta con elementos de terror y sátira, pero la manifestación más poderosa de su trama es a través del coming-of-age. Mariana está evolucionando, explorando sus deseos y comprendiendo el brutal yugo bajo el que ella y sus amigas se encuentran.

Las luces de neón iluminan las noches de “Medusa”. La película se desarrolla en un mundo que bordea entre lo surreal y lo absurdo, pero cuyo fanatismo ultraconservador imita a la muy real Brasil de Bolsonaro en donde perturbadores discursos evangélicos y desinformación se propagan como fuego a través de Internet, dando pie a ideas fascistas y violencia. Muchas ideas de esta película están inspiradas en hechos reales recientemente ocurridos en un país que busca aplastar a la cultura para propagar su agenda fascista.

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“Medusa” | Imagen cortesía de THE PR FACTORY

“Medusa” expone a la religión como un mecanismo patriarcal de manipulación y opresión a la mujer. Mariana y sus amigas han sido educadas para controlar sus impulsos, servir al hombre y basar sus ideales de perfección en la belleza. Y si en este mundo una mujer no cumple con estas características cristianas, es sometida con violencia por hombres o las mismas mujeres. El machismo controla a la comunidad y se potencia visualmente en forma de pastores carismáticos y grupos paramilitares.

El absurdismo de los extremos ideológicos expresados por los personajes es fuente de risas inevitables, pero incómodas; en cuanto las risas se escapan de tu boca recuerdas que ese tipo de ideas existen y están destrozando al mundo. La sátira reside en mostrar al mundo tal y como es.

La cámara empata la naturaleza audaz y provocativa de la historia. Tomas sencillas dan pie a momentos de terror o incertidumbre que cautivan y sorprenden. La atmósfera musical, compuesta por sintetizadores y covers de clásicos de The Animals o Siouxsie And The Banshees, es utilizada para inquietar y subrayar aspectos de control. Es brillante. Asimismo, la directora toma elementos de Kubrick, Lynch, Carpenter y Argento para crear algo completamente fresco y atrevido, con jumpscares, rompimientos de la cuarta pared y poderosas escenas reflexivas. Es una experiencia sensorial total.

“Medusa” es un poderoso despliegue de talento artístico por parte de Anita Rocha da Silveira, quien utiliza la subversión para entretejer terror, comedia y crítica social con resultados hipnóticos e impredecibles; es imposible estar preparado para los giros que toma esta historia de extremismo religioso. 

“Medusa” formó parte del programa Director’s Fortnight de Cannes 2021.