Después de enfocarse en algunas series de televisión, la directora mexicana Kenya Márquez (“Asfixia”) regresa a dirigir una película para cine llamada “Nada que ver”, protagonizada por dos actores en ascenso: Guillermo Villegas y Fiona Palomo. El resultado es un simpático filme romántico con enormes convencionalismos narrativos. 

La película habla sobre Paola (Fiona Palomo), una chica de clase privilegiada, quien pierde la vista durante su estancia estudiantil en España. En su regreso a México, su madre Carolina (Rebecca Jones) debe encontrar a alguien que la cuide hasta que se realice el incierto trasplante de córneas. Doña Susana (Nora Velázquez), la ama de llaves, recomienda a Carlos (Memo Villegas), quien recientemente fue despedido de su empleo como enfermero geriátrico. Ahora, Carlos no solo debe cuidar a Paola, sino ayudarla a salir del duro camino de la pérdida. 

Más allá del hilo narrativo completamente convencional, donde se desarrolla un romance entre personas de distintas clases socioeconómicas y en la que hay un arco de transformación del odio al amor, la cinta es brillantemente sostenida por protagonistas carismáticos y con abundante química, pues tanto Memo Villegas (“Noche de fuego”) como Palomo (“¡Qué despadre!”) aprovechan al máximo este producto para fortalecer sus estilos actorales; por un lado, Villegas maximiza ese humor involuntario que lo caracteriza a partir de envidiable improvisación y naturalidad en tonos vocales y fisicalidad; Palomo convence nuevamente con su actuación sostenida en gestos faciales, que generan una inmediata simpatía con el público. 

Aunque el guion de Patricio Saiz (“Nosotros los nobles”) y Alfonso Suárez (“Me gusta, pero me asusta”) recae en la simplicidad, toca temas interesantes y cercanos en favor de la construcción de sus personajes: Carlos, con tal de resolver sus problemas económicos, recae en los préstamos por aplicación, los cuales suelen ser montadeudas, como un vil cáncer maligno que te consume hasta la muerte. Del otro lado, Paola y su madre viven bajo la vigilancia de la ley, pues su padre se enriqueció debido a negocios ilícitos; ellas lo saben y buscan remediar esa situación con humanidad y ayuda.

Uno de los aspectos más risibles es el clímax de la película, pues cuando todo parecía desarrollarse sin problemas ni contratiempos, aparece un enfatizador musical que convierte a la escena en algo como sacado de las fenomenales series televisivas “La rosa de Guadalupe”, “Como dice el dicho”, o inclusive la icónica “Mujer casos de la vida real”. Por un momento se desdibuja el formato del producto, desnudando el melodrama clásico que es esta película. 

“Nada que ver” es una cinta con inspiraciones melodramáticas de la televisión mexicana, sin embargo, es un entretenimiento romántico con interesantes temas sobre la mesa y una buena hechura actoral en donde resaltan Villegas y Palomo.

“Nada que ver” ya está disponible en cines. Imagen de portada cortesía de Videocine.