El hubiera no existe pero el quizás es una posibilidad; ambos conceptos se hablan en Past Lives de Celine Song, dramaturga que dio su primer paso al cine con esta cinta. Nora (Greta Lee) y Hae Sung (Teo Yoo) son dos amigos de la infancia que se separan cuando ella inmigra a Canadá y luego se instala en Nueva York; por su parte, él se queda en Seúl, Corea del Sur y hace el servicio militar. Veinticuatro años después se reúnen en Estados Unidos, en donde contemplan su pasado y presente, las decisiones y las consecuencias que tuvieron sus acciones.

“Si dejas algo atrás, ganas algo también”, es uno de los diálogos que dice un personaje en el primer acto de la película. En la vida, hay decisiones en las que tenemos el poder de escoger, pero hay otras que no, y es ahí cuando recurrimos al “hubiera”. Me agrada que Past Lives fluya con lo dicho anteriormente, pero no se detiene en el pasado, sino que acepta el presente y espera por un futuro (o mejor dicho, otra vida) en donde las decisiones pudieran ser diferentes.

En la infancia, Nora y Hae Sung sentían cierto cariño que pudo llegar a ser romántico, pero que fue cortado por la despedida de Nora; pasados 12 años se reconectan y comparten lo que ha sido de sus vidas, pero es hasta los siguientes 12 años que finalmente se miran en persona y no dicen mucho, solo hay un juego de miradas y pequeñas sonrisas, y eso dice más que mil palabras; tienen una química palpable, se extrañan y están felices de verse, ¿pero habrá algo más, aunque no sean ni exes ni amantes?

Celine Song se inspiró en una experiencia propia: ella hablando con su amor de la infancia y con su esposo en la misma mesa. Era confuso porque tenía que hablar dos idiomas y por ende, la cultura era diferente. Past Lives habla de esta identidad, de esos dos mundos en donde viven los personajes: Nora se instala en Nueva York con su esposo Arthur (John Magaro) quien es estadounidense y hace el intento de aprender y hablar coreano para ella, siempre siendo consciente que de todos modos no entendería completamente lo que se siente ser de otra cultura; por su parte, Hae Sung vive en Corea del Sur y habla en su idioma natal cuando llega a Estados Unidos para visitar a Nora. Otro punto importante es la vivencia de Nora en ambos países, por ejemplo, el sentirse coreana con Hae Sung o norteamericana con Arthur, y la relación entre ambas culturas que es bastante común en Estados Unidos, un país que refugia a muchas personas de distintas partes del mundo.

Hay espacios entre los mundos de Nora y Hae Sung y de cierta forma, las ciudades se vuelven personajes de Past Lives, pues acompañan la identidad cultural de los protagonistas, pero también son puntos de encuentro para las meditaciones entre los personajes, y una parte de estas se dan cuando el diálogo es inexistente para darle lugar al diseño sonoro: los pájaros, las olas, la música que suena en el bar, el ambiente influye también en nuestras emociones y a veces, tales sonidos funcionan como catalizadores en los futuros recuerdos. Por otro lado, el cinefotógrafo Shabier Kirchner utiliza tomas que simulan doble exposición por medio de reflejos para aislar a la persona con su ambiente, elemento que sobresale cuando personajes están en sus respectivas ciudades, pues hace más notoria su conexión.

A pesar de tener a una protagonista (Nora), Hae Sung y Arthur coexisten en el mismo nivel de importancia, pues la historia no tendría el mismo grado emocional si uno de ellos estuviera ausente. Las miradas y silencios entre Nora y Hae Sung hablan por sí solos: Greta Lee y Teo Yoo realmente parecen ser amigos de la infancia: están llenos de complicidades y olvidas que están haciendo su trabajo como actores, pues las demostraciones de afecto entre ambos se sienten genuinas.

Song comentó que Past Lives es solo “una serie de conversaciones que son reveladoras” y creo que es una excelente descripción: a pesar de que Nora conozca a Hae Sung y Arthur por mucho tiempo, descubre pensamientos e ideas de ambos que nunca imaginaría. Personalmente me sorprendieron las palabras de Arthur en varias ocasiones, pues hablamos de un personaje que no sabe qué hacer cuando su esposa se encuentra con su amor de la infancia. John Magaro (Showing Up) hace un trabajo magnífico al representar las dudas y miedos de su personaje, pero también demuestra lo comprensivo que una persona puede llegar a ser a pesar de la situación.

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“Past Lives” | Cortesía de A24

Past Lives se adueña de un concepto budista adoptado por Corea: In-Yun es cuando dos extraños caminan uno al lado del otro en la calle y si sus ropas rozan accidentalmente, significa que han tenido 8000 capas de In-Yun, o mejor dicho, 8000 vidas juntos. Es por eso que la cinta recurre mucho a los “¿qué hubiera pasado si…?” y solo te deja pensando en ti mismo, por ejemplo qué tal si no hubiera quedado en tal salón en la preparatoria o qué tal si no hubiera hecho caso a tal recomendación musical durante la adolescencia. Esas fueron las preguntas que me hice, más bien, que recordé haberme hecho en algún momento de mi vida. Tal vez sin esa recomendación musical hubiera estudiado idiomas, y sin esa prepa no hubiera conocido a quien ahora es mi pareja; son tantas posibilidades que no se pueden contar con los dedos de tus manos, y nunca sabremos qué hubiera sido de nuestras vidas si decidiéramos lo contrario.

Llegar a una conclusión puede ser triste o alegre, puede ser un “hola” o un “adiós” y Past Lives es ambivalente. No hay decisiones correctas o incorrectas, solo se tiene que aceptar el presente y agradecer. La cinta es gentil y no juzga a los personajes, los posiciona en situaciones mundanas que se convierten en extraordinarias gracias a su gran carga emocional. Celine Song captura la naturaleza humana desde un punto sumamente sencillo: el sentir cariño al prójimo, y Past Lives es una prueba de lo cálido pero doloroso que puede ser el amor.

“Past Lives” ya se encuentra en cines estadounidenses bajo la distribución de A24.