El drama adolescente es un género muy explotado en Netflix, tanto por creadores estadounidenses como de otros países. Aunque de vez en cuando tienen resultados tiernos e interesantes como “The Half of It” o la saga de “To All the Boys I’ve Loved Before”, regularmente terminan por el camino de productos genéricos sin alma como “Royalteen” o “Dangerous Liaisons”. “Querido David”, del director Lucky Kuswandi, está en un punto medio: es un caos narrativo con muy buenas ideas y está hecha con cariño.

Laras (Shenina Cinnamon) escribe en un blog privado fantasías eróticas sobre el chico del cual secretamente está enamorada: David (Emir Mahira), su compañero de clase y con quien va a la misma iglesia. Un día, por accidente se filtran estas historias y David descubre que ella es la escritora, pero promete no decirle nada a nadie si Laras le ayuda a tener una cita con Dilla (Caitlin North Lewis), la ex mejor amiga de Laras. Así, la chica retoma esta amistad perdida, lo cual lleva a más complicaciones.

Cinnamon y Mahira son muy buenos en sus papeles, sus interacciones son chistosas y saben jugar bien con la camaradería y el romance. Son ayudados por secuencias muy chistosas que ilustran las fantasías de Laras, las cuales están construidas como si se trataran de una portada de novela erótica de bolsillo: exageradas y falsas a más no poder. También tienen pequeñas subtramas que ayudan a justificar sus acciones y su entorno está bien construido, sobre todo el ambiente religioso y conservador lleno de expectativas difíciles de cumplir.

Lastimosamente, no se puede decir lo mismo de Dilla, a la cual el guion no favorece nada con un tratamiento superficial y diálogos bastante artificiales, sobre todo cuando habla en inglés mientras todo el resto lo hace en indonesio. En el tercer acto su arco se levanta, pero es tan poco tiempo que se siente como una oportunidad desperdiciada.

Esto último que pasa con Dilla es una constante en el texto, el cual trata de abordar muchísimo pero no alcanza a desarrollarlo. De esta forma la película se siente a la vez muy larga e incompleta: muy larga porque los múltiples elementos distraen del romance central y no aportan mucho, pero incompleta porque justamente su inclusión deja cabos sueltos. Por ejemplo, la madre de Dilla, la cual aparece solo un minuto en un cameo terriblemente escrito para discutir con su hija y luego desaparece totalmente de la historia. ¿Por qué está allí? ?¿Cómo aporta a todo el conflicto? No hay una respuesta a estas dudas.

Sin embargo, la ternura del tercer acto y su bonito mensaje logran compensar las carencias de la historia. Si bien a veces parece ir sin rumbo, el desarrollo de la relación entre los tres protagonistas se siente natural y deja un buen sabor de boca, además de que trata temas importantes sobre la identidad, la sexualidad, las expectativas en la escuela y la salud mental.

“Querido David” repite muchos clichés de otros trabajos de este tipo: existe el trío de niñas populares sin incidencia en la trama, tenemos un deportista guapo de buen corazón y la heroína da un discurso frente a toda la escuela. Todo lo hemos visto antes, pero el contraste entre el contexto religioso y las novelas eróticas le da cierta distinción. Al final, quienes no amen el género probablemente encuentren demasiados lugares comunes como para dedicarle dos horas de su vida, pero si te encantan los culebrones adolescentes, esta es una buena aunque imperfecta opción.

“Querido David” ya está disponible en Netflix.