Sería muy raro conocer a una persona en Latinoamérica, y sobre todo en México, que nunca haya presenciado una fiesta de XV años. El director Chava Cartas toma como pretexto perfecto este singular evento para desarrollar Sobreviviendo mis XV, una película que contrapuntea la cultura e idiosincrasia de las distintas clases sociales en nuestro país y explora las dinámicas familiares y de género en torno a la celebración.

Don Leopoldo (Memo Villegas) es un padre de familia que, luego de una larga carrera como “el señor del fierro viejo”, se reinventa y con sus ahorros abre algunas tiendas de antigüedades, por lo que su nivel de ingresos aumenta y su estilo de vida cambia por completo. Él y su familia, conformada por su esposa Mirna (Verónica Bravo), su hijo Irving (Paco Luna) y su hija Danae (Berenice Jonguitud), ahora gozan de privilegios que nunca habían tenido y no solo logran mudarse a una casa más amplia e ir a escuelas privadas, sino también festejar a lo grande la fiesta de XV años de Danae.

La película es vista desde los ojos de Danae, una niña acostumbrada a jugar futbol americano con sus compañeras en una localidad ubicada en Coacalco, en el Estado de México, y a pasar los ratos libres junto a su amiga Marisol (Farah Justiniani); pero con el radical cambio en su estilo de vida, poco a poco trata de encajar con el nuevo y diferente círculo social que ahora la rodea, aunque para eso tenga que olvidarse de ser ella misma. Danae es interpretada espléndidamente por Berenice Jonguitud (Pinches momias), quien entrega una actuación elocuente y divertida, debido a que a través de ella el director disecciona lo que es ser una adolescente: inmadurez, temor, necedad, buscar una identidad, querer encajar y caerle bien a los demás, pero también diversión, irradiar mucha energía y disfrutar de los numerosos momentos de ocio.

Uno de los puntos más sobresalientes es la conciencia de género que tiene la película, pues Danae, además de ser una fidedigna representación de la juventud, también es una rebelde y estandarte de la emancipación femenina por medio de sus cuestionamientos a los constructos sociales (como la fiesta de XV años) y las dinámicas de género que al día de hoy se tratan de modificar con el objetivo de generar más equidad. La protagonista cuestiona y critica “el deber ser” de las mujeres, que ha sido traspasado entre generaciones a partir de una base profundamente patriarcal y machista. La cinta nos invita a reflexionar sobre todo el trasfondo violento en contra de la mujer que la sociedad, a través de un evento al parecer inofensivo y lleno de armonía, como una fiesta de XV años, ha normalizado. ¿Dejar de ser niña para pasar a ser mujer? ¿Presentar a la mujer ante la sociedad?

Otro aspecto relevante es el retrato y la convivencia entre las distintas clases sociales. La familia protagonista es una anomalía del sistema, pues logró escalar a un lugar al que era prácticamente imposible acceder; sin embargo, cuando lo consiguió, nada fue como esperaban, pues al final (como individuos o grupo social) nunca dejamos de ser nuestro pasado. La clase privilegiada o empresarial comienza a folklorizar a Danae y a su familia, desde el color de piel, hasta la forma en que se relacionan con los otros, pues a este grupo de gente se le hace curioso realizar una fiesta en casa y no ofrecer aperitivos gourmet, sino deleitar a los invitados con unos deliciosos chicharrones con salsa. Chava Cartas realza este choque cultural con humor, pero también le da espacio a la reflexión con momentos que pueden incomodar a ciertos sectores de la audiencia. 

Gran porcentaje de efectividad de la película recae en el guion, pues los escritores Juan Carlos Garzón y Angélica Gudiño (quienes trabajaron también en Cuando sea joven) impregnan con creces la idiosincrasia de la mexicanidad, desde los diálogos construidos por palabras y frases de distintas épocas (sostenidas por la naturalidad de las actuaciones), hasta los comportamientos específicos que cada clase social y generación ha hecho suyas. Todo en conjunto permite una identificación honesta y real. 

Sobreviviendo mis XV es un producto mexicano sobresaliente, ya que estamos ante una obra propositiva a nivel temático y discursivo, con el objetivo de divertir, pero también de hacer reflexionar al espectador con respecto a todos los comportamientos machistas normalizados y que aparecen con especial énfasis en las fiestas de XV años. Y claro, es innegable las ganas que dan de ir a una fiesta de quince primaveras después de ver este producto, el cual cabe destacar, pone sobre la mesa el inicio de un crossover bastante interesante que podría resultar en algo positivo para el cine mexicano comercial. 

“Sobreviviendo mis XV” ya está disponible en cines.