“Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”, no solo era una frase de Spider-Man, pues también representaba la ética de trabajo de su creador Stan Lee, quien utilizó sus historias y la influencia de sus personajes para intentar hacer del mundo un lugar mejor. Este elemento es el corazón del documental Stan Lee que David Gelb dirige con mucho amor para contarnos la vida de un genio que le cambió la vida a muchas personas, incluyendo la de su servidor.
Aquí, Lee es el narrador de su propia historia. Al utilizar pietaje de entrevistas y grabaciones de voz del legendario escritor como su base, Geib construye un producto genuino y colorido a través del cuál se transmite la pasión de Stan Lee por sus creaciones.
En el filme aprendemos sobre la infancia de Lee, su fascinación por la lectura, su admiración por el actor Errol Flynn, su ímpetu por encontrar un trabajo estable y sus inicios en el mundo de los cómics. Geib hace un buen trabajo ilustrando las palabras de su sujeto con vibrante material audiovisual como páginas de cómics y lindas maquetas.
Por supuesto, Lee también nos cuenta cómo inventó a Los 4 Fantásticos, Hulk, Spider-Man, Black Panther, los X-Men y otros importantes personajes de Marvel. Y es aquí donde el documental, a través de su edición, nos ofrece algo más allá de un simple recuento que bien podríamos encontrar en Wikipedia: un estudio de la empatía con la que Lee escribía sus historias.
Injustamente, el cómic siempre ha sido un medio artístico menospreciado por intelectuales y arrogantes ―es algo que ocurre hasta nuestros días, ahora extendido hacia el género cinematográfico de superhéroes― y en sus inicios, Lee sentía cierta vergüenza de trabajar en esa industria, por ello ocultó su nombre real, Stanley Martin Lieber, a favor del que ahora conocemos. Sin embargo, poco a poco se dio cuenta de la valía que tiene el entretenimiento en lectores que podrían estar atravesando por problemas y quieren una distracción. Esa realización evolucionó hacia la utilización de la influencia del medio para hablar sobre la realidad del mundo: creó a personajes imperfectos, con problemas familiares y fácilmente identificables, y abordó temáticas sociales para enseñar valiosas lecciones a chicos y grandes sobre diversidad, tolerancia, fascismo y otros temas.
“Si de verdad quieres cambiar las cosas para mejor debes zambullirte. Ser parte del proceso”, dice Lee. El cómic se convirtió en una herramienta moral de aprendizaje a través del cual lectores podían sentirse representados. El tener a personajes, afroamericanos no solo como superhéroes sino también integrados entre la muchedumbre de paneles tal y como lo vemos en la vida real, es un ejemplo de cómo Stan Lee y su equipo intentaban hablarle a todo mundo y no solo a su sector blanco.
También debemos destacar que Gelb no oculta los aspectos controversiales de la figura de Stan Lee, pues aborda los conflictos que tuvo con Jack Kirby y Steve Ditko en relación al crédito por la creación de ciertos personajes. Ditko, por ejemplo, sentía que merecía más reconocimiento por la cocreación de Spider-Man y eventualmente abandonó Marvel por esa razón (y posiblemente otras másque aquí no se exploran). Pero esta es la historia de Lee así que la verdad (de este filme) inevitablemente se inclina a su lado; sus justificaciones son sobrias y bastante coherentes pero también queda claro que el hombre tenía su ego y sabemos que fue injusto con la repartición de atribuciones a sus colegas. A pesar de lo que nos diga este documental, debemos recordar que Jack Kirby, Steve Ditko y otros colaboradores de Lee también merecen ser reconocidos al mismo nivel.
Si has leído cómics de la vieja escuela de Marvel, definitivamente te habrás dado cuenta del amor de Lee hacia sus historias y personajes, pero también hacia sus lectores. Es un amor que también está presente durante todo el metraje de Stan Lee y a través del cual podemos comprender por qué estos personajes tocaron el corazón de tanta gente alrededor del mundo.
“Stan Lee” ya está disponible en Disney+.