No es secreto que el trágico terremoto y tsunami de Japón de 2011, que cobró la vida de casi 200 mil personas, dejó su marca en Makoto Shinkai, quien se inspiró en el desastre natural para dirigir Your Name, Weathering With You, y ahora Suzume, una película ambiciosa y llena de aventuras que principalmente busca ser un apapacho para los sobrevivientes del 2011.
Suzume (voz de Nanoka Hara y Nycolle González en español) es también el nombre de nuestra protagonista, una bondadosa chica que vive en una zona rural con su tía Takami (Eri Fukatsu y Xóchitl Ugarte). Un día, rumbo a su preparatoria, Suzume se encuentra en el camino a un chico guapo llamado Sōta (Hokuto Matsumura y José Antonio Toledano), a quien sigue hasta unas ruinas en donde accidentalmente libera a un Dios antiguo encargado de proteger a Japón de un gigantesco monstruo responsable de crear desastres naturales. El Dios protector, ahora en forma de un tierno gato que habla (Ann Yamane y Lena Josephine Marano), convierte a Sōta en una silla de tres patas, recuerdo que Suzume tiene de su fallecida madre. Es así que Suzume y su compañero de madera emprenden un recorrido por todo Japón para perseguir al escurridizo gato y de paso cerrar las puertas que conectan a Japón con el extraño reino del cuál proviene el peligroso monstruo.
Shinkai utiliza la fórmula a la que ya nos tiene acostumbrados (coming-of-age y un romance que debe superar enormes, a veces fantásticos, obstáculos) y la encamina hacia un relato de perseverancia frente a las adversidades de la vida, ya sea la muerte de seres humanos queridos o desastres naturales. Ecos del terremoto son representados por escenarios en ruinas y alertas sísmicas permean a lo largo de todo el metraje.
Si bien estos aspectos pesados están embebidos en la historia, Suzume no es un filme trágico sino esperanzador en donde encontramos mucho humor (principalmente derivado de Sōta en forma de silla) y un énfasis en que, a pesar de nuestros problemas, siempre habrá familiares y gente buena que estarán ahí para apoyarnos. Esto es reforzado por la vibra de Studio Ghibli que Shinkai adopta y hace evidente mediante numerosas referencias, como gatos parlantes, el hecho de que la aventura comienza en el pueblo de Miyazaki y hasta una mención puntual de Whisper of the Heart.
Pero Shinkai malabarea con más temas como la mortalidad y la industrialización del país, así como subtramas como la relación entre Suzume y su tía, pero nada de esto es desarrollado con total precisión. De repente parece que saltamos de aventura en aventura, cada una en una nueva región y con un nuevo personaje secundario, siempre culminando con el cierre de una puerta; esta estructura no contribuye a la creación de una historia cohesiva, pues las temáticas ganan y pierden relevancia en la historia de manera inconstante. Afortunadamente, existe un hilo conector entre cada sección de Suzume que es suficiente para sacar adelante la historia: la conexión con nuestro pasado y el amor de nuestros seres queridos.
El caos de la trama se debe en gran medida a que los personajes secundarios, aunque entrañables momentáneamente, en realidad son de paja: Shinkai los presenta, te deja encariñarte de ellos, los usa para conectar con la audiencia o hasta manipular sentimientos, pero luego se olvida de prácticamente todos ellos. En el momento la pasas muy bien en compañía de personajes como Chika (Kotone Hanase y Amanda Hinojosa) y Serizawa (Ryunosuke Kamiki y Dalí González), pero ya en frío, una vez que los créditos aparecen, queda la sensación de que prácticamente todos quedaron en la unidimensionalidad. Sōta, por ejemplo, no va más allá de un chico guapo dedicado a cerrar puertas por todo Japón; nunca conocemos sus motivaciones o ideales. (Spoiler a continuación) Asimismo, el prometedor personaje de Daijin inicia como un revulsivo que impulsa a Suzume a confrontar sus traumas, pero cuando llega el tercer acto, termina por ser un flojo y hasta manipulador artefacto para solucionar rápidamente un problema crucial, y lo peor de todo es que después de esto, el gato es inmediatamente olvidado por la película, por lo que su sacrificio pierde todo significado (Fin del spoiler).
Estos problemas narrativos son fáciles de ignorar cuando tenemos a tan imponente producción frente a nuestras pupilas. Extraordinaria animación es lo mínimo que se espera en una película de Shinkai, y en Suzume encontramos algo incluso mejor. La mezcla de CG y animación a computadora produce resultados que te quitan el aliento, en particular durante las escenas de acción; los escenarios en ruinas están repletos de detalles que permiten acentuar el trauma del terremoto, mientras que los paisajes rurales y urbanos son como pequeños cuadros que merecen estar en un museo. Tal vez lo más impresionante sea Sōta-silla, pues su animación es una cosa de locura; los artistas lograron darle emoción humana a una silla antropomorfizada. Increíble.
No podemos olvidarnos del score de Radwimps y Kazuma Jinnouchi, quienes cambian el tono que veníamos escuchando en los últimos dos trabajos de Shinkai para acercarse a algo más dramático y hasta épico que captura el trauma y el temor a los desastres naturales; el uso de coros me recordó a algo que escucharíamos en Demon Slayer, y vaya que funciona en las escenas de acción. Y no temas: dos emotivas canciones de Radwimps se escuchan en los créditos.
Suzume sufre por un guion desorganizado que le resta impacto emocional y duradero a las acciones de sus personajes, sin embargo nunca deja de ser una aventura espectacular, cálida, tierna y graciosa que resalta nuestra perseverancia frente al trauma, así como la bondad humana y animal que nos impulsa a superarlo. Makoto Shinkai invita a sobrevivientes a seguir adelante con una vida que ofrece maravillosas personas, lugares, romances y experiencias, pero sin olvidarse del pasado, pues la mejor manera de enfrentarse al futuro es aprendiendo, precisamente, de ese pasado.
“Suzume” ya se encuentra disponible en cines a través de Sony y Crunchyroll.