El verdadero amor es difícil de encontrar. Y cuando se vive en un mundo intolerante y en específico una cultura profundamente machista y homofóbica como lo es la mexicana, entonces la búsqueda y su expresión se hacen más complicadas. Ahora agreguemos la disyuntiva de sacrificar ese amor y las tierras donde lo viste nacer para perseguir tus sueños. Dirigida por Heidi Ewing, la excelsa coproducción México-Estados Unidos “Te llevo conmigo” encapsula estas complejidades a través de una exquisita fusión de ficción y documental.
La historia nos lleva a la Puebla de 1994. En un bar gay, un joven aspirante a cocinero llamado Iván (Armando Espitia) conoce a un maestro e hijo de familia adinerada llamado Gerardo (Christian Vázquez). La conexión es inmediata y bastan un par de escenas para convencernos de la fortaleza de su romance. Sin embargo, hay obstáculos en el camino.
Iván tiene un hijo de 5 años y no ha salido públicamente del clóset por temor a que su expareja le prohíba verlo. También sueña con ser chef; tiene los estudios, pero nadie en Puebla le da oportunidades para demostrar su talento. La única solución es emigrar a Estados Unidos para cumplir sus metas, aunque eso signifique dejar atrás a su hijo y a Gerardo. Tal vez el amor llegó demasiado pronto.
Heidi Ewing tiene una amplia trayectoria y una nominación al Oscar (por “Jesus Camp”) como documentalista y esa experiencia le permitió hacer de “Te llevo conmigo”, su largometraje narrativo debut, algo único y especial. La historia está basada en las figuras reales de Iván García y Gerardo Zave, dos migrantes mexicanos viviendo en Nueva York; Espitia y Vázquez interpretan versiones jóvenes de ellos, pero eventualmente la historia desemboca en el presente y el filme orgánicamente se convierte en un documental en donde vemos a los Iván y Gerardo de carne y hueso. Se necesita mucha destreza y valentía para lograr una transición así, pero Ewing la ejecuta exitosamente.
Las habilidades de observación de la directora convierten a esta película en algo más que una historia sobre amor y migración. Ewing retrata de manera auténtica todas esas costumbres, personas y conductas mexicanas, positivas y negativas. Los mercados, las plazas, los platillos y la música. Casi puedes oler a México a través de la intimidad y calidez de los encuadres. Pero también está la cultura homofóbica y machista llevada a la pantalla con dolorosa precisión. La dirección es Ewing es sobresaliente.
El tema de la migración y adaptación se explora desde un ángulo sensible. La película busca crear empatía alrededor de la complicada experiencia de estar haciendo lo que amas lejos de la calidez de tu tierra y tus seres queridos. Los sentimientos de nostalgia se enfatizan y la soledad es como un exilio. Y aunque Iván se convierte en una valiosa parte de su comunidad, igual no puede regresar a casa debido a su entrada ilegal. El sueño americano es tan frío como las políticas migratorias y los sellos utilizados para rechazar la Visa de seres queridos que intentan visitarlo.
Hay una cualidad de ensueño en “Te llevo conmigo”. Ewing convierte esta historia en un emotivo caleidoscopio que ofrece vistazos al pasado y futuro de los protagonistas para comprender más sobre su búsqueda de identidad y conflictos internos. El exquisito manejo del ritmo y tono permiten crear impacto emocional en la ejecución de las escenas más importantes. Espitia y Vázquez son soberbios en cada diálogo, caricia y beso; su compañía es una inapagable hoguera en medio del frío exilio.
Las palabras de Natalia Lafourcade fungen como el himno de “Te llevo conmigo”: “Yo te llevo dentro, hasta la raíz, y por más que crezca, vas a estar aquí”, dice. Y es que, desde la tierra de los sueños, Iván García lleva consigo a su padre y su mejor amiga, al paisaje que alumbró su primer beso con Gerardo y al hijo que vio por última vez afuera del colegio. Lleva a México en cada suspiro y a su familia en el corazón.
“Te llevo conmigo” formó parte de Tribeca 2021, se estrenó en Estados Unidos el 25 de junio y llega a cines mexicanos el 8 de julio.