Una de las frases más famosas atribuidas a Patricio Guzmán es: “Un país sin cine documental es como una familia sin álbum de fotografías. Una memoria vacía”. El documental, muchas veces relegado injustamente en favor de la ficción, es un cine que nos transporta a cosmovisiones nuevas y desconocidas, un arte que a través de la realidad nos transmite emociones, puntos de vista y conceptos a veces invisibles a simple vista: hace tangible aquello que nos hace humanos mediante la cotidianidad.
En “Teorema de tiempo”, el director Andrés Kaiser lleva la frase de Guzmán más allá y nos muestra, mediante un rico archivo familiar y una hipnotizante narrativa, el poder del cine y de las imágenes para preservar la memoria familiar: cómo las películas caseras son en realidad testigos de aquello que somos y nos muestran la necesidad humana de trascender por medio del arte, incluso en sus formas más artesanales.
Este documental es la historia de los abuelos del realizador: Arnoldo y Anita. Desde cómo se conocieron hasta su afición por crear películas caseras, frente a nuestros ojos el autor nos abre las puertas a un retrato íntimo de su familia, el cual resulta en un viaje en el tiempo a una época con valores y modos de vida muy distintos a los actuales. Aunque se trata de una película familiar, el guion (igualmente escrito por el director) perfila tan bien a sus personajes que todos podemos ver en ellos una verdad universal: cómo el pasado familiar tiene un papel fundamental en la creación de nuestra identidad.
En su anterior película, “Feral”, Kaiser usó el recurso del falso documental para contar su historia: sus personajes acuden a técnicas del cine de la realidad dentro de la ficción y le dan así más realismo a la historia. Esto hace que “Teorema de tiempo” se sienta de cierta manera como una pieza complementaria en su forma, pues en ella los abuelos del director usan la ficción, la recreación y construcción de secuencias planeadas, para armar su realidad, para darle sentido a su vida familiar.
El material de archivo pasa de ser un mero registro del avance del tiempo a piezas esparcidas de un rompecabezas que el director usa para tratar de entender quién fue su abuelo y, al hacerlo, entender una parte de sí mismo. Las imágenes cobran otro significado: ante las revelaciones hechas mediante la voz en off del cineasta, el espectador busca en los rostros y en las escenas expresiones o situaciones que delaten un poco más del mundo interior de los personajes, de sus miedos y de aquello que ocultan a la cámara.
Un tema recurrente en la película son los ciclos, la perpetuación de ciertos comportamientos y aficiones en la familia: el hecho de que el director haga una película sobre cómo a sus abuelos les gustaba hacer películas es en sí mismo un ejercicio de autorreflexión sobre la herencia familiar, nos levanta la pregunta de qué tanto de lo que somos se debe a nuestros antepasados y cómo las historias se repiten una y otra vez. Esto último es visible en la relación de Arnoldo con su padre y cómo luego repite con su propio hijo las imposiciones que tanto le pesaron.
Finalmente, está el tema de la pérdida de la memoria de su abuelo y lo poético de hablar de ello a través de imágenes que evocan recuerdos. Kaiser no recuerda mucho a Arnoldo, y éste poco a poco se fue desvaneciendo, pero a través de testimonios, material y mucha introspección construye un relato atrapante y nos deja claro quién fue, o al menos quién piensa que fue.
La experiencia del migrante europeo en México a mediados del siglo XX, la evolución de la relación padre-hijo, la complicidad de pareja, el amor y el luto son algunos de los temas explorados en “Teorema de tiempo”, todos de una forma tan fluida como lo es la vida misma: cuando menos lo pensaste, en un abrir y cerrar los ojos décadas han pasado frente a ti. Andrés Kaiser nos invita a descubrir en su familia un poco de nosotros mismos: de sus revelaciones, alegrías, penas e incluso de los secretos sin resolver. Como todo buen teorema, presenta sus postulados con elegancia y elocuencia, con un muy convincente y emotivo resultado.
“Teorema de tiempo” ganó el premio de Mejor Largometraje Mexicano Documental en Ficmonterrey 2022 y forma parte del programa de Docs MX 2022.