Cuando la pandemia por COVID-19 llegó hace dos años, la vida de todos cambió: había tanta incertidumbre y miedo, nos vimos obligados a cuestionar y modificar muchos aspectos de nuestro estilo de vida. Conforme los casos y el pánico aumentaban, el personal médico se enfrentó a esta nueva amenaza de primera mano, trataban de salvar vidas ante una amenaza desconocida. “The First Wave” del director Matthew Heineman nos lleva al interior de un hospital para mostrarnos la intensa pena, desesperación, pérdida y esperanza que las estadísticas y los datos por sí solos son incapaces de transmitir.
Este documental recapitula los 4 primeros meses de la primera ola de COVID en Nueva York, a través de distintas historias de pacientes y personal de salud: Nathalie Dougé, una doctora afroamericana que día tras día les cuenta a los familiares de sus pacientes cómo éstos han mejorado, solo para llamarles horas después e informar del fallecimiento; Ahmed Ellis, trabajador esencial en estado crítico, quien lucha con todas sus fuerzas contra la enfermedad sin poder tener a su familia al lado; Brussels Jabon, una enfermera que, tras dar positivo, recibió una cesárea de emergencia y fue alejada de su bebé mientras ella agoniza en cama. Estas son personas reales, con nombre y apellido, que vivieron en carne propia muchas de las consecuencias de esta pandemia.
De manera similar a “76 Days”, una crónica de los primeros días de la pandemia en Wuhan, China, “The First Wave” nos recuerda dos cosas: el terror que hace no mucho todavía se vivía y el gran costo humano de la pandemia. Con la nueva normalidad, y las vacunas ya disponibles en varios países, a veces uno se olvida de lo mucho que se perdió en el camino. Ver las fosas comunes o cuartos llenos de cadáveres, una vida tras otra sumándose al conteo de muertos por esta enfermedad, puede resultar muy fuerte para algunos (sobre todo para aquellos que hemos perdido a alguien en este tiempo), pero las escenas materializan todos esos números a los cuales (muchas veces por salud mental) deshumanizamos o abstraemos.
El documental no trata esto con morbo o a manera de nota roja, sino con gran respeto y dolor por las personas mostradas en pantalla: le da un rostro a una realidad cuya gravedad muchos niegan o preferirían no ver, y lo hace con mucha empatía. Un momento de quiebre de Nathalie es particularmente conmovedor, pues transmite toda la frustración, enojo y dolor acumulado por miles de personas a lo largo de esta crisis que sacudió el mundo.
Como fondo, en medio de la crisis surge también el movimiento de Black Lives Matter tras la muerte de George Floyd. A través de la reflexión de uno de los personajes, la película hila estos dos acontecimientos de manera perfecta: ¿cómo, incluso en medio de una crisis en la cual se están perdiendo vidas y hay gente luchando por salvarlas, existen personas con tan poco aprecio por la vida humana que son capaces de quitarla sin remordimiento?
Sin embargo, no todo es dolor y sufrimiento. Si bien la tragedia envuelve gran parte del documental, siempre hay esperanza: en una madre reuniéndose con su familia, en las enfermeras y doctores que están dispuestos a dar su vida por los demás, en un abrazo en momentos donde el contacto físico se ha vuelto peligroso, en las lágrimas de compasión entre dos desconocidos al reconocer en el otro la propia humanidad.
“The First Wave” es un documental importante y muy bien hecho que toma un acontecimiento terrible y lo trata con empatía y compasión: una cápsula del tiempo sobre algunos de nuestros peores momentos como humanidad, pero también de varias de nuestras virtudes. Si bien existen algunos temas se quedan más como ideas, sobre todo por lo mucho que se abarca, y el tono optimista del final puede sonar un poco ingenuo para algunos (a diferencia del tono más realista de la ya mencionada “76 Days”, por ejemplo), lo cierto es que Matthew Heineman y su equipo nos han traído una obra conmovedora de gran valor documental.
“The First Wave” es finalista al Oscar de Mejor Documental 2022 y ya se encuentra disponible en Star+.