Veinte años después de “Liberty Heights”, Barry Levinson y Ben Foster vuelven a hacer equipo en “Peleando por mi vida” (o “The Survivor” en inglés), un drama biográfico sobre Harry Haft, boxeador judío que sobrevivió el Holocausto siendo utilizado como entretenimiento por soldados nazis en los campos de concentración; aquí tuvo que vencer a otros judíos en combates de vida o muerte.
Bajo una pesada dosis de maquillaje, Foster interpreta a un Haft ahora viviendo del box en Nueva York y atravesando por una racha negativa de derrotas. Su meta es obtener una pelea contra el legendario Rocky Marciano para hacerse famoso y tal vez así ser reconocido en los periódicos por Leah, su novia antes de que la guerra los separara. Primero, Haft debe obtener la atención de Marciano así que accede a contar su historia de supervivencia a un periodista.
Levinson salta constantemente entre el presente de Haft y sus experiencias en el campo de concentración, mismas que vemos a través de flashbacks en blanco y negro. El conector narrativo es la esperanza de Haft por encontrar a Leah, la figura que lo motivó a sobrevivir cada pelea en los campos. Aunque no sabe con certeza si está con vida, su memoria funciona como inspiración, pero también para cometer errores derivados de la frustración por no dar con ella.
En esta primera sección del filme encontramos interesantes reflexiones sobre supervivencia, culpa y reconciliación, algunas de ellas sobresalen gracias a la entrega de Danny DeVito, aquí interpretando a un entrenador de Marciano que se hace amigo de Haft. Sin embargo, el balance entre presente y pasado es conectado torpemente, produciendo una constante fluctuación en el ritmo del filme. De repente tenemos a Danny DeVito contando chistes y en la siguiente escena a Haft moliendo a golpes a un judío mientras su manejador, un carismático oficial nazi de apellido Schneider (Billy Magnussen), y otros soldados nazi le vitorean. Los cambios debilitan el desarrollo psicológico del personaje de Haft en el presente y el impacto de la profunda crueldad experimentada en el pasado. Levinson no deja respirar a su historia.
La película finalmente comienza a funcionar cuando nos adelantamos algunos años y Levinson explora el trauma de Haft, ahora como un hombre casado. A pesar de la aparente tranquilidad familiar, las pesadillas de Haft crecen con cada día y su intranquilidad genera grietas en el matrimonio. Interpretando a su esposa Miriam, Vicky Krieps (“Old”) es una presencia cálida de entendimiento y preocupación que produce las escenas más auténticas del filme; ni el débil guion frenan la actuación de esta mujer, quien le saca jugo a su tiempo en pantalla.
Cuando la brillante Krieps no lo está opacando, Ben Foster (“Hell or High Water”) se luce trasladando el trauma de su personaje a nuestras pantallas. No es una actuación espectacular u ostentosa, sino calmada: Foster le da vida a un ser atormentado que necesita encontrar a Leah para reconectar con su vida antes de la guerra y tal vez así obtener un poco de paz. Su actuación en el clímax es excepcional.
Foster perdió alrededor de 25 kg para filmar las escenas de los campos y luego los recuperó para el resto de la película; su compromiso y determinación por sacar adelante el personaje es innegable, pero en este caso es defraudado por un flojo guion y un exceso de maquillaje que llega a distraer en las escenas más personales.
Una de las fallas más notorias e irritantes de la película radica en sus ridículos cambios de idioma; escuchar a personas intercambiando libremente oraciones en inglés, alemán y polaco ya sea en Nueva York o un campo de concentración inmediatamente rompe con cualquier noción de realismo. Es 2021 y el cine estadounidense sigue sin confiar en su audiencia leyendo subtítulos.
“Peleando por mi vida” termina siendo un típico filme hollywoodense con melodrama y guion excesivamente explicativo, sin embargo, las actuaciones de Foster y Krieps lo elevan como un producto adecuado y emotivo con ideas y reflexiones que vale la pena escuchar.
“The Survivor” o “Peleando por mi vida” formó parte del programa de Gala Presentations del Festival Internacional de Cine de Toronto 2021. Llegará a México el 18 de agosto a través de Diamond Films.