Después de “National Bird” y “Enemies of the State”, Sonnia Kennebeck completa su trilogía sobre delatorxs o whistleblowers con “United States vs. Reality Winner”, un documental enfocado en Reality Leigh Winner, una joven de 25 años y veterana de la Fuerza Aérea que filtró a la prensa un documento confidencial sobre la interferencia de Rusia en las elecciones estadounidenses de 2016.

Tras mandar el documento a un sitio llamado “The Intercept”, que fracasó miserablemente en proteger a su testigo, Winner fue rápidamente rastreada por el FBI, forzada a una conversación “amistosa,  una confesión en su casa en Georgia y a ser acusada bajo la Ley de Espionaje. 

El documental está ensamblado a través de pietaje de noticieros, gráficos, grabaciones de audio de llamadas y testimonios, algunas recreaciones y entrevistas con periodistas, familiares de Winner (con énfasis en su madre, Billie J. Winner-Davis) y otros famosos delatores como Edward Snowden y Thomas Drake. Parece un filme sencillo pero su ejecución tiene un alto grado de dificultad; para hacer algo de esta naturaleza, Kennebeck y su equipo están metiéndose en temas complejos, con riesgos legales de por medio y en donde es crucial proteger a fuentes. Su dirección es digna de elogios.

Kennebeck no se enfoca en los detalles de la filtración y el documento en cuestión, sino en mostrar los defectos de un sistema que trató a Winner como una criminal antipatriota del más alto orden, a pesar de que su acto técnicamente fue en apoyo a la democracia de su país. Como resultado, obtenemos un documental profundamente irritante que expone la influencia negativa de desinformación mediática y a un gobierno corrupto ocultando sus pecados y manipulando la opinión pública para vilificar a una joven de buen corazón.

La historia hace especial énfasis en llevar a la luz los métodos cobardes utilizados para juzgar a Reality. Notas en su diario y un intercambio de Messenger entre la acusada y su hermana, en donde la primera habla con su sarcástico humor sobre su repudio a Estados Unidos, fueron extrapolados por la fiscalía para pintar a Reality como una especie de terrorista. Esto llama poderosamente la atención porque si ese es el caso, tres cuartos de usuarios de Twitter fácilmente podrían ser llamados terroristas: cualquier comentario irónico que hayas hecho puede ser usado en tu contra.

El factor empatía también tiene un rol importante en este filme. Kennebeck se encarga de mostrar el lado humano de la historia: escuchamos testimonios de amigos hablando sobre las labores altruistas de Reality y a su familia describir su excepcional vida estudiantil. Asimismo, el continuo enfoque en la desesperación de una madre queriendo ver a su hija libre, ayudan a aterrizar el impacto del suceso en una familia y comunidad, así como comprender de dónde vino la extrema decisión de filtrar el documento.

Aunque su estructura básica llega a generar tedio en su última media hora, “United States vs. Reality Winner” hace un gran trabajo reivindicando a una heroína que fue tratada por su gobierno como una criminal. Durante los créditos, Kennebeck nos muestra cómo el acto de Reality incrementó la protección de votantes durante las elecciones de 2020 pero eso no es algo que los medios hayan hecho un gran trabajo reportando. Documentales como éste son cruciales para cambiar la percepción y mostrar la cara de la moneda, que los gobiernos suelen esconder, alrededor de la figura del whistleblower.

“United States vs. Reality Winner” formó parte del Double Exposure Investigative Film Festival 2021.