En 2018, una banda punk integrada por niños de 8 a 12 años llamada Color Killer tocó en el VANS Warped Tour, convirtiéndose en la más joven en lograrlo. Dirigido por el trío de Seth Kramer, Daniel A. Miller y Jeremy Newberger, “Yung Punx: A Punk Parable” es un encantador y entretenido documental sobre el camino de esta banda emergente rumbo a su histórica presentación… y al estrellato.
Uno pensaría que no puede existir drama en una banda integrada por niños, pero “Yung Punx” demuestra lo contrario. Utilizando un enfoque ligero, los directores nos muestran las pequeñas tensiones, celos y el choque de personalidades que surgen entre los miembros de Color Killer mientras grabran un disco, hablan con los medios y preparan su gran concierto. Nada de esto llega a niveles serios pero definitivamente le inyecta una buena dosis de morbo al desarrollo.
Un elemento prominente del filme es el estudio de cómo los padres lidian con la creciente fama de sus hijos; actuando como managers, roadies y RPs, este grupo de adultos debe de mantener un ojo cercano a la banda y evitar que las cosas se descarrilen. Sin embargo, cuando llega el momento de hablar sobre las facetas más complejas de criar a jóvenes músicos en una industria que no perdona, el documental se limita a realizar preguntas fáciles y superficiales sobre el asunto. ¿Quién maneja las redes sociales? ¿Qué hacen para alejarlos del odio que ahí existe? ¿Cómo lidian con su popularidad en la escuela? ¿Tienen mentores artísticos o algún tipo de consejero? El documental no responde ninguna de estas preguntas porque está encaminado únicamente a mostrar el aspecto coming-of-age de los niños. Es una oportunidad perdida que más tarde se justifica con un dulce y llenador desenlace.
De manera aleatoria, los directores decidieron utilizar a Chris Parnell como si fuera una especie de terapeuta interrogando a los padres de los niños. Inicialmente este artilugio luce como una gran oportunidad para aprovechar los talentos cómicos de Parnell y hasta invocar a su inmortal papel de Dr. Spaceman en “30 Rock”. Sin embargo, el artilugio se reduce al comediante leyendo algunas líneas en papel de entrevistador y poco más. Es un elemento interesante que inicialmente le da color al documental, pero termina siendo desperdiciado.
Pero cuando llega el momento de la verdad, “Yung Punx: A Punk Parable” exitosamente te hace sentir la magia de la música. Desde antes de la pandemia, yo ya había perdido mis ganas de volver a ver algún acto musical en vivo, pero ver la manera en cómo los asistentes del Warped Tour responden y le brindan apoyo a Color Killer restauró mi apetito por volver a un festival de música y sentir de nuevo esa magia que solo una comunidad musical puede brindar. Y al final, eso logra “Yung Punx”: recordar la importancia de la música para conectar con otros seres humanos, sin importar su edad.
“Yung Punx: A Punk Parable” formó parte del programa Sonic Cinema de DOC NYC 2021.